domingo, 14 de agosto de 2016

EL PODER DEL PENSAMIENTO SU DOMINIO Y CULTURA DE ANNIE BESANT- Capitulo 1 (La Naturaleza del Pensamiento)


CAPITULO 1 

LA NATURALEZA DEL PENSAMIENTO 
La naturaleza del pensamiento puede estudiarse desde dos puntos de vista; desde el lado de la conciencia, la cual es conocimiento, o desde el lado de la forma por cuyo medio se obtiene el conocimiento, y cuya susceptibilidad a las modificaciones hace posible el alcance de éste. 
En filosofía hay dos extremos que debemos evitar, porque cada uno de ellos ignora un lado de la vida manifestada. 
Uno considera todo como conciencia, ignorando la esencialidad de la forma para condicionar la conciencia, para hacerla posible. El otro considera todo como forma, ignorando el hecho de que la forma sólo puede existir en virtud de la vida que la anima. 
La forma y la vida, la materia y el espíritu, el vehículo y la conciencia, son inseparables en la manifestación y son los aspectos indivisibles de AQUELLO a lo cual son inherentes, AQUELLO que no es la conciencia ni su vehículo, sino la raíz de ambos. Una filosofía que trate de explicarlo todo por medio de la forma, ignorando la vida, encontrará problemas que le será imposible resolver. 
Una filosofía que trate de explicarlo todo por medio de la vida ignorando las formas, se encontrará con muros espesos que no podrá franquear. La última palabra en esto es que la conciencia y sus vehículos, vida y forma, materia y espíritu, son las expresiones temporales de los dos aspectos de la Existencia no condicionada, la cual no es conocida sino excepto cuando se manifiesta como la Raíz del Espíritu (llamada por los indios Pratyagatman) , el Ser abstracto, el Logos abstracto de donde provienen todos los yos individuales, y la Raíz de la materia (Müalprakriti) de donde provienen todas las formas. 
Siempre que tiene lugar la manifestación, la Raíz del espíritu da nacimiento a una triple conciencia y la Raíz de la materia a una triple materia; bajo éstas está la Realidad Una, por siempre incognoscible por la conciencia condicionada. 
La flor jamás ve la raíz de donde crece, por más que su vida toda sale de ella y que sin ella no podría existir. 
El Yo como Conocedor, tiene como función característica el reflejo dentro de si mismo el No-Yo. Así como una placa sensible recibe los rayos reflejados de los objetos, y estos rayos causan modificaciones en la materia sobre la que caen, de suerte que puedan obtener imágenes de los objetos, así sucede con el Yo en su aspecto del conocimiento, con referencia a todo lo externo. Su vehículo es una esfera en donde el Yo recibe del No-Yo los rayos reflejados del Yo Uno, haciendo aparecer dentro de él imágenes que son las reflexiones de aquellos que no es él mismo. 
El Conocedor no conoce las cosas mismas en las primeras etapas de su conciencia. Sólo conoce las imágenes producidas dentro de él por la acción del No-Yo en su ser respondiente, las fotografías del mundo externo. De aquí que la mente, vehículo del Yo como Conocedor, haya sido comparada a un espejo en el cual se ven las imágenes de los objetos colocados ante él. Nosotros no conocemos las cosas mismas, sino sólo el efecto que ellas producen en nuestra conciencia; no los objetos, sino las imágenes de los objetos, es lo que vemos en la mente. 
Lo mismo sucede con el espejo; parece que tiene los objetos dentro de él; pero esos objetos aparentes son sólo imágenes, ilusiones causadas por la mente: en su conocimiento del universo externo sólo conoce las imágenes ilusorias y no las cosas en sí mismas. 
Pero, pudiera preguntarse: "¿sucederá lo mismo siempre? ¿no conoceremos nunca las cosas en si mismas?" Esto nos conduce a la distinción vital entre la conciencia y la materia en que la ciencia funciona, y por su medio podremos encontrar una respuesta a esa pregunta natural de la mente humana. 
Cuando la conciencia, al cabo de una larga evolución, ha desarrollado el poder de reproducción dentro de sí misma, todo lo que existe fuera, entonces la envoltura de materia, en la cual ha estado funcionando, se desprende, y la conciencia, que es conocimiento, identifica su Yo con todos los demás 
Yos en medio de los cuales ha estado desenvolviéndose, y ve como No-Yo sólo la materia relacionada igualmente con todos los Yos por separado. 
Este es el "Día sed con nosotros", la unión que constituye el triunfo de la evolución, cuando la conciencia se conoce a sí misma y a las demás, y conoce a las demás como siendo ella misma. Por identidad de naturaleza se alcanza el conocimiento perfecto, y el Yo realiza ese estado maravilloso en donde la identidad no perece y la memoria no se pierde, pero donde termina la separación y donde el conocedor y el conocimiento se convierten en uno. 
Esta maravillosa naturaleza del Yo, que se desenvuelve actualmente en nosotros por medio del conocimiento, es lo que tenemos que estudiar a fin de comprender la naturaleza del pensamiento; y es necesario ver claramente el lado ilusorio a fin de que podamos utilizar la ilusión para transcenderla. 
Así, pues, estudiemos ahora como el Conocer la relación entre el Conocedor y lo Cognoscible se establece, y esto nos conducirá a percibir más claramente la naturaleza del pensamiento. 
Hay una palabra, vibración, que cada día que pasa se convierte más y más en la nota fundamental de la Ciencia de Occidente, así como desde hace largo tiempo lo ha sido de la de Oriente. 
El movimiento es la raíz de todo. La vida es movimiento; la conciencia es movimiento. 
El movimiento, al efectuar la materia, es vibración. Pensemos en el Uno, en el Todo, como inmutable, sin movimiento, puesto que en el Uno el movimiento no puede existir. 
Sólo cuando hay diferenciación o partes, podemos pensar en el movimiento, por ser el movimiento cambio de lugar en la sucesión del tiempo. Cuando el Uno se convierte en los muchos, entonces surge el movimiento, y éste es vida y conciencia cuando es rítmico y regular y es muerte e inconsciencia cuando es irregular y carece de ritmo. 
Porque la vida y la muerte son hermanas gemelas, igualmente nacidas del movimiento, el cual es manifestación. 
El movimiento tiene que surgir cuando el Uno se convierte en los muchos, puesto que cuando lo omnipresente ocasiona las partículas separadas, el movimiento infinito tiene que representar la omnipresencia, o dicho de otro modo, tiene que ser su reflexión o imagen en la materia. 
La esencia de la materia es la separatividad, así como la del espíritu es la unidad, y cuando ambos surgen del Uno, como la nata de la leche, la reflexión de la omnipresencia de ese Uno en la multiplicidad de la materia, es movimiento incesante e infinito, pues movimiento absoluto - la presencia de cada unidad en movimiento en todos los puntos del espacio en cada momento de tiempo- es idéntico al reposo, aunque reposo desde otro punto de vista, desde el de la materia, en lugar del punto de vista del Espíritu. 
Este movimiento regular da a movimientos correspondientes, a vibraciones en la materia que lo envuelve, pues cada Jivatman o unidad separada de conciencia, está aislado por un revestimiento de materia, de todos los demás Jivatmans. 
Este revestimiento de materia, al vibrar, comunica sus vibraciones a la materia que le rodea, la cual se convierte en el medio conductor de las vibraciones, y este medio comunica a su vez el impulso de la vibración a la materia que encierra otro Jivatman, haciendo vibrar esta unidad de conciencia del mismo modo que la primera. 
En esta serie de vibraciones que principian en una conciencia, en el cuerpo que la encierra, que son comunicadas por este cuerpo al medio circundante, el cual las transmite a otro cuerpo y por éste segundo cuerpo a la conciencia que encierra - tenemos la cadena de vibraciones por cuyo medio el uno conoce al otro. 
El segundo conoce al primero porque reproduce al primero en si mismo y experimenta así lo que él experimenta. 
Pero, sin embargo, con una diferencia, pues nuestro segundo Jivatman estaba ya en vibración, y su estado de movimiento, después de recibir el impulso del primero, no es una simple repetición de aquel impulso, sino una combinación de su propio movimiento original con el que se le ha impuesto desde fuera, y por tanto no es una reproducción perfecta: 
obtiénense semejanzas más y más aproximadas, pero la identidad siempre se nos escapa. 
Esta secuencia de actos vibratorios se ve a menudo en la naturaleza. Una llama es un centro de actividad vibratorio en el éter, llamado por nosotros calor; estas vibraciones u ondas caloríferas conmueven al éter circundante en ondas similares, y sus partículas vibran bajo el impulso, y de este modo el hierro se calienta y se convierte a su vez en una fuente de calor. 
Así es como una serie de vibraciones pasa de uno a otro Jivatman y como todos los seres están relacionados por esta red de la conciencia. 
Del mismo modo, también, en la naturaleza física señalamos diferentes grados de vibración con nombres distintos, llamando a una serie luz, a otra calor, a otra electricidad, a otra sonido; y así sucesivamente; sin embargo, todas son de la misma naturaleza; todas son modos de movimiento en el éter , y sólo difieren en grados de velocidad correspondientes a diferencias de densidad en el éter. 
La Voluntad, el Sentimiento y el Pensamiento son de la misma naturaleza, y difieren en sus fenómenos sólo por la diferencia en su grado de velocidad respectiva y la sutileza relativa del medio. La diferencia especifica del Pensamiento es que sus ondas forman imágenes como sucede con las ondas luminosas aquí abajo , y no deja de tener significado que la misma palabra "reflexión" se emplea igualmente en los resultados del movimiento de ondas del pensamiento y del de la luz. 
Hay una serie de vibraciones en una clase especial de materia y dentro de cierto grado de velocidad, a lo que damos el nombre de vibraciones del pensamiento. Estos nombres son definidores de ciertos hechos de la naturaleza. Hay cierta clase de éter puesto en vibración y sus vibraciones afectan nuestros ojos, y a este movimiento lo llamamos luz. 
Hay otro éter mucho más sutil cuyas vibraciones son percibidas, esto es, son contestadas por la mente, y a este movimiento lo llamamos pensamiento. 
Estamos rodeados de materia de diferentes densidades, y a los movimientos que en ella se producen les damos el nombre según nos afectan, según son contestados por los diferentes órganos de nuestros cuerpos groseros o sutiles. 
Llamamos "luz" a ciertos movimientos que afectan los ojos; llamamos "pensamiento" ciertos movimientos que afectan otro órgano, la mente. 
El "ver" ocurre cuando la luz del éter ondula 
El sonido es también, primordialmente, una vibración etérea.
desde un objeto a nuestros ojos; el "pensar" ocurre cuando el éter del pensamiento se mueve en ondas desde un objeto a nuestra mente. 
El uno no es más ni menos misterioso que el otro. Al tratar de la mente veremos que las modificaciones en la disposición de sus componentes son causadas por el contacto de ondas de pensamiento, y que en el pensar concreto experimentamos nuevamente los choques originales de afuera. 
El conocedor tiene su actividad en estas vibraciones, y todo aquello que ellas pueden contestar o todo lo que ellas pueden reproducirse, es conocimiento. 
El pensamiento es una reproducción dentro de la mente del Conocedor, de aquello que no es el Conocedor, que no es el Yo; es una pintura causada por una combinación de movimientos de ondas, literalmente una imagen. Una parte del No-Yo vibra, y al vibrar en contestación al Conocedor, esta parte se convierte en lo cognoscible; la materia que vibra entre ellos hace posible el conocer poniéndolos en mutuo contacto. De este modo se establece y mantiene la cadena del conocedor, lo cognoscible y el conocer. 
http://compartiendoluz2.blogspot.com.es/

EL PODER DEL PENSAMIENTO SU DOMINIO Y CULTURA DE ANNIE BESANT



EL PODER DEL PENSAMIENTO SU DOMINIO Y CULTURA DE ANNIE BESANT 
INTRODUCCIÓN 
El valor del conocimiento se pone a prueba por su poder de purificar y ennoblecer la vida, y todo estudiante ansioso desea aplicar el conocimiento teórico adquirido en el estudio de la Teosofía, a la evolución de su propio carácter y al auxilio de su prójimo. 
Para tales estudiantes es para quienes se escribe la serie de artículos, de los cuales es éste el primero, con la esperanza de que una mejor comprensión de su propia naturaleza intelectual, les induzca a cultivar determinadamente lo que haya de bueno en ella y extirpar lo que haya de malo. 
La emoción que impulsa a llevar una noble vida, sólo se aprovecha a medias si la clara luz de la inteligencia no ilumina la senda de conducta; pues así como el ciego se sale del camino sin saberlo hasta que cae en un poso, así la persona por la ignorancia, se aparta del camino de la vida recta hasta que cae en el abismo del mal obrar. 
Verdaderamente, Aidya es privación de conocimiento, el primer paso que lleva de la unidad a la separación; y sólo a medida que desaparece, disminuye la última, hasta que su completa desaparición devuelva la paz Eterna. 
EL YO (SELF)1 COMO CONOCEDOR.
Yo (Self), el yo conciencia, no el yo mente. (N. del T.) 
Al estudiar la naturaleza del hombre, separamos al Hombre de los vehículos que usa, el Yo viviente, de las vestiduras con que está envuelto. El Yo es uno, por variados que sean sus modos de manifestación al funcionar a través y por medio de las diferentes clases de materia. 
Es, por supuesto, verdad que sólo existe Un Yo; que así como los rayos surgen del sol, los Yos que constituyen los Hombres verdaderos no son sino rayos del Yo supremo, y cada Yo puede murmurar: "Yo soy El". 
Pero para nuestro objeto presente, considerando un solo rayo, podemos también afirmar su propia unidad inherente aun cuando esté oculta bajo sus formas. 
La Conciencia es una unidad, y las divisiones que hacemos en ella, o son hechas con propósito de estudio, o son ilusiones debidas a las limitaciones de nuestro poder de percepción causadas por los órganos por cuyo medio funciona en los mundos inferiores. 
El hecho de que las actividades del Yo proceden separadamente de sus tres aspectos de querer, sentir y conocer, no debe cegarnos respecto del otro hecho de que no existe separación de substancia; todo el Yo quiere, todo el Yo conoce. 
Ni tampoco las 'funciones son totalmente separadas; cuando quiere también siente y conoce, cuando siente también quiere y conoce, cuando conoce también quiere y siente. 
Una función es siempre predominante y algunas veces hasta tal punto, que vela por completo a las otras; pero hasta en la concentración más intensa del conocedor  la más separada de las tres funciones - siempre hay presente un sentimiento y un querer latente; discernibles como presentes por un análisis atento. 
No es fácil esclarecer el concepto fundamental del Yo más que lo hace su mero 
1 Yo (Self), el yo conciencia, no el yo mente. (N. del T.) 
nombre. El Yo es ese Uno consciente, senciente y siempre existente, que en cada cual de nosotros se reconoce como un ser. Ningún hombre puede pensar de sí mismo como no existente, o formularse, a sí mismo como "Yo no soy". Según lo expresa Bhagavan Das; "El Yo es la primera base indispensable de la vida..." Según las palabras de Vashaspati-Mishra, en su Comentario (el Bhamati) sobre el Skarriraka Bashya de Shankaracharya: "Nadie duda, ¿Yo soy? o ¿No soy?" 2 . La afirmación de Sí mismo "Yo soy", se presenta antes que ninguna otra cosa, se halla por encima y fuera de todo argumento. Ninguna prueba puede darle más fuerza; ninguna refutación puede debilitarlo. 
Tanto la prueba como la refutación se encuentran ellas mismas en "Yo soy". 
Cuando observamos a este "Yo soy", vemos que se expresa de tres modos diferentes: a) lanzando energía la VOLUNTAD, a la cual la acción es inherente; b) la respuesta interna por el placer o por el dolor al choque externo, el SENTIMIENTO, la raíz de la emoción; e) la reflexión interna de un No-Yo, el CONOCIMIENTO, la raíz del pensamiento, "Yo quiero", "Yo siento", "Yo sé": estas son las tres afirmaciones del Yo indivisible, del "Yo soy". Todas las actividades pueden clasificarse bajo uno u otro de estos títulos; el Yo sólo se manifiesta en nuestro mundo de estos tres modos; así como todos los colores arrancan de los tres primarios, así las innumerables actividades del Yo arrancan todas de la Voluntad, del Sentir y del Conocer. 
El Yo como el que quiere, el Yo como el que siente, el Yo como el que conoce: él es el Uno en la Eternidad y también la raíz de la individualidad en el Tiempo y en el Espacio. 
El Yo en su tercer aspecto, el Yo como Conocedor, es el que vamos a estudiar. 
EL NO-YO COMO LO COGNOSCIBLE El Yo, cuya "naturaleza es conocimiento"; ve reflejadas en sí mismo un gran número de formas, y aprende por experiencia que no puede querer, sentir, ni conocer en y por medio de ellas. Descubre que estas formas no se sujetan a su dominio como lo está la primera forma de que tuvo conciencia, y la cual aprende (erróneamente) a identificar consigo mismo. 
El quiere, y en ellas no percibe movimiento alguno respondiente; él siente, y no muestran signo alguno; él conoce, y no comparten el conocimiento. El no puede decir en ellas: 
"Yo quiero", "yo siento", "yo conozco"; y finalmente las reconoce como otros yos en las formas minerales; vegetales, animales, humanas y sobrehumanas, y las generaliza a todas bajo un término comprensible, el No-Yo, aquello en que él, como yo separado, no está, en que él no quiere, ni siente, ni conoce. Durante largo tiempo contestará de este modo a la pregunta: "¿Qué es el No-Yo?" "Todo aquello en que no quiero, ni siento, ni conozco". 
Y aunque, verdaderamente, haga un análisis final, encontrará que también sus vehículos excepto la película más sutil que hace de él un Yo, son partes del No-Yo, son objetos de conocimiento, son lo Cognoscible, no el Conocedor, para todo objeto práctico su contestación es exacta. 
EL CONOCEDOR A fin de que el Yo pueda ser el Conocedor y el No-Yo lo Cognoscible, hay que establecer entre ellos una relación definida. El No-Yo tiene que afectar al Yo, y el Yo a su vez tiene que afectar al No-Yo. 
Entre los dos debe haber un cambio de relación. 
El Conocedor es una relación entre el Yo y el No-Yo, y la naturaleza de esta relación debe ser lo primero que tratemos; pero conviene 
2 La ciencia de las Emociones, publicada en español por la "Biblioteca Orientalista".
comprender antes con claridad el hecho de que el conocer es una relación. Implica dualidad, la conciencia de un Yo y el reconocimiento de un No-Yo, y la presencia de los dos en contraposición uno de otro es necesaria para el conocimiento. El Conocedor, lo Cognoscible, el Conocer, éstos son los tres en uno que deben ser comprendidos si el poder del pensamiento ha de dirigirse a su debido objetivo, el auxilio del mundo. 
Con arreglo a la terminología occidental, la Mente es el Sujeto que conoce; el Objeto es lo cognoscible; la relación entre los dos es conocimiento. Debemos comprender la naturaleza del Conocedor, la naturaleza de lo Cognoscible y la naturaleza de la relación establecida entre ambos y cómo se origina tal relación. Una vez esto comprendido, habremos, en verdad, dado un paso hacia este conocimiento de sí mismo, que es sabiduría. Entonces, verdaderamente, podremos ayudar al mundo que nos rodea, convirtiéndonos en sus auxiliares y salvadores; pues éste es el verdadero fin de la sabiduría, que habiendo prendido fuego por el amor, puede sacar al mundo de la desgracia, dándole el conocimiento en el cual cesa para siempre todo dolor. 
Tal es el objeto de nuestro estudio; pues con verdad se dice en los libros de esa nación que posee la psicología más antigua, y sin embargo, la más profunda y sutil, que el objeto de la filosofía es poner fin al dolor. 
Para esto el Conocedor piensa, para esto se busca constantemente el conocimiento. 
Hacer cesar el dolor es la razón final de la filosofía, y no es verdadera sabiduría la que no conduce a encontrar la PAZ.
http://compartiendoluz2.blogspot.com.es/

El proceso de la reencarnación






Brian Weiss

Los siguientes principios que rigen el proceso de la Reencarnación han sido tomados de los libros del médico y psiquiatra Brian Weiss, quien ha acumulado una gran experiencia en regresiones a vidas pasadas en miles de pacientes mediante la hipnosis.
Su odisea comenzó en 1980, hace 31 años cuando conoció a Catherine, paciente que por primera vez lo llevó a conocer vidas pasadas en sus regresiones hipnóticas. Con ella descubrió que una persona puede sanar al conocer eventos traumáticos ocurridos en otras vidas. Sus libros han sido traducidos a más de 35 idiomas, abarcan la temática de regresión hipnótica, así como el impacto en la vida actual de experiencias acumuladas en encarnaciones anteriores. Es importante destacar su aporte a cientos de miles de pacientes a través de estos libros, que como indican muchos críticos: son para pensar y reflexionar sobre el sentido de la vida.
- Se conserva generalmente el mismo sexo de vida en vida, a lo largo de un número inmenso de reencarnaciones. Sin embargo, cada cierto tiempo encarna en el otro sexo para pasar por experiencias que no podría conocer de otra manera. Por ejemplo, si siempre fuera hombre no podría pasar por la experiencia del parto.
- Cada alma determina el tiempo entre reencarnaciones. Si estás muy cansado, entonces te tomas un descanso. Si eres sabio, tomas tiempo para digerir tu conocimiento y planear tu siguiente vida, de la misma manera que un escritor planea su próximo libro. Si tienes demasiadas ligas con esta realidad o si eres demasiado impaciente o si no has aprendido lo suficiente, entonces puedes regresar con demasiada rapidez. Siempre queda esto como decisión del individuo. No existe la predestinación. Las respuestas se encuentran detrás de ti mismo entonces, como están dentro de ti ahora.
- Los grupos de almas tienden a reencarnarse juntos una y otra vez, para elaborar el karma (deudas para con otros y para con uno mismo, lecciones que hay que aprender) a lo largo de muchas vidas.
- En el momento en que se produce el fallecimiento el alma abandona el cuerpo; flota por encima y luego se ve atraída hacia una luz maravillosa y energética. El alma pasaba automáticamente al más allá. El embalsamamiento, los ritos fúnebres y cualquier otro procedimiento posterior a la muerte no tienen nada que ver con esto: es automático, sin preparativos necesarios, como cruzar una puerta que se abre.
- Las investigaciones con pacientes que han recordado sus muertes en vidas anteriores indican que la experiencia del fallecimiento es prácticamente la misma para todos. Repasan su vida desde el amor, sin juzgar ni criticar. Sin embargo, sienten las emociones profundamente, tanto las suyas como las de los demás, y así aprenden a un nivel profundo. Por ejemplo, si una persona ha ayudado de todo corazón a otra que lo necesitaba sentirá que le hace llegar su gratitud y su amor, pero si ha hecho daño o herido a los demás, sea emocional o físicamente, experimentará su rabia, además de su dolor. Qué oportunidad tan maravillosa de aprender. Más adelante, la persona y su comitiva, formada por los guías, los sabios, los ángeles y otros seres que le han ayudado con amor a lo largo de muchos años, preparan su próxima vida, para que pueda rectificar lo que haya hecho mal.
- Siempre estamos desarrollándonos y aprendiendo. Cuando ya no nos hace falta reencarnarnos, cuando hemos aprendido todas nuestras lecciones y pagado nuestras deudas, se nos da a elegir. Podemos regresar de forma voluntaria para ayudar a la humanidad con un servicio de amor, o quedamos en el otro lado y ayudar desde ese estado. En ambos casos, seguimos progresando por las dimensiones divinas.
- Existen millares de casos registrados en la bibliografía científica que confirman la Reencarnación. Sobre todo los de niños que hablaban idiomas extranjeros sin haberlos oído nunca, que tenían marcas de nacimiento allí donde habían recibido antes heridas mortales. Niños que saben dónde hay objetos preciosos ocultos o enterrados, a miles de kilómetros, décadas o siglos antes.
- Las personas que regresan, después de un período de peligro de muerte, se separan del cuerpo y contemplan los esfuerzos que se hace por resucitarlos, desde un punto situado por encima del cuerpo. A su debido tiempo cobran conciencia de una luz brillante o de una relumbrante figura espiritual en la distancia; a veces, al final de un túnel. No hay dolor. Cuando cobran conciencia de que aún no han completado la tarea que tienen que cumplir en la Tierra, de que deben regresar al cuerpo, inmediatamente vuelven a él y sienten otra vez dolor y otras sensaciones físicas.
- Cuando el alma abandona el cuerpo se ve una luz maravillosa. Otras almas salen a su encuentro, vienen a ayudar. Son almas maravillosas, que no tienen miedo. El ser recién desencarnado se siente muy liviano, sólo siente paz. Empieza un tiempo de consuelo, donde el alma es reconfortada. El alma aquí encuentra paz y se dejan todos los dolores físicos atrás. El alma está apacible y serena. Es una sensación maravillosa como si el Sol brillara siempre sobre uno. La luz es muy intensa y tiene muchos colores. Todo viene de la luz. De esa luz viene la energía. Nuestra alma va inmediatamente hacia allí. Es como una fuerza magnética que nos atrae. Es como una fuente de poder que sabe curar.
- Las vidas no se miden por años, sino por las lecciones aprendidas y tareas completadas: esperanza, fe, amor, ayudar y compartir sin expectativas de recompensa.
- Una interrupción del embarazo o un aborto natural suele estar relacionado con el pacto que se establece entre la madre y el alma que va a entrar en el bebé. El cuerpo del bebé carecía de la salud suficiente para llevar a cabo su tarea en la vida que le esperaba, o aquel no era el momento oportuno para sus objetivos, o la situación externa había cambiado, en este caso debido a la desaparición del padre en el momento en que los planes del bebé o de la madre necesitaban la figura paterna. En muchos casos la misma alma, después de un aborto, provocado o espontáneo, regresa a los mismos padres en el siguiente bebé que procrean.
- Cuando un alma no puede nacer por decisión de los padres, nacerá en la misma familia de los padres en circunstancias similares.
- El alma no entra en el cuerpo enseguida. Aproximadamente durante la concepción, el alma reserva el cuerpo. Entonces, ninguna otra alma puede disponer de ese cuerpo. El alma que ha reservado el cuerpo de un determinado bebé puede entrar y salir de él cuando lo desee. No está confinada. Es algo parecido a estar en coma. Durante el embarazo, el alma se va uniendo gradualmente al cuerpo del bebé, pero la unión no es completa hasta que se acerca el nacimiento. Puede producirse un poco antes, durante el parto o nada más nacer.
- En la regresión a vidas pasadas se reconocen a los seres queridos así, sin más. Al mirar a los ojos de el alma gemela se sabe quién es. Sea en el Cielo o en la Tierra, se percibe una vibración o una energía característica de los seres amados. Se vislumbran la personalidad más profunda que hay en su interior, y surge un conocimiento interno, que proviene del corazón. Se produce una conexión. Puesto que los ojos del corazón son los primeros que ven, las palabras no pueden transmitir por sí solas la seguridad del reconocimiento del alma. No existe duda ni confusión. Aunque él cuerpo sea posiblemente muy diferente del actual, el alma es la misma y se reconoce. Este reconocimiento es completo y queda fuera de toda duda.
- Algunas veces el reconocimiento del alma puede tener lugar en la mente antes que en el corazón. Este tipo de reconocimiento suele producirse con bebés o niños pequeños que muestran unas peculiaridades físicas o comportamientos muy concretos; pronuncian una palabra o una frase e instantáneamente se reconoce en ellos a un padre, una madre o un abuelo queridos. Pueden tener una cicatriz o marca de nacimiento idéntica a la de nuestro ser querido, o quizá nos cogen de la mano o nos miran de la misma manera. El caso es que nosotros los reconocemos.
- En el cielo, un lugar que no requiere del cuerpo físico, el reconocimiento del alma puede producirse a través de un conocimiento interior: una percepción de la energía, la luz o la vibración específica del ser amado. Las sientes en el corazón. Se trata de una sabiduría intuitiva y profunda, y entonces reconocemos a nuestros seres queridos de un modo completo e inmediato. Incluso pueden ayudamos adoptando el cuerpo que tenían en la última encarnación que compartieron con nosotros. Los vemos tal como se nos aparecieron  en la Tierra, a menudo con un aspecto más joven y saludable.
- Si en verdad nunca morimos, entonces no llegamos realmente a nacer. Somos inmortales, divinos e indestructibles. La muerte no es nada más que cambiar de habitación atravesando el umbral de una puerta.
- En el transcurso de nuestras existencias cambiamos de sexo, religión y raza con el objetivo de aprender desde todas estas perspectivas. Es como si fuéramos siempre a la escuela. Regresamos repetidas veces para aprender determinadas lecciones o cualidades como el amor, el perdón, la comprensión, la paciencia, la conciencia o la no violencia. Debemos olvidar otros sentimientos que son producto de viejas imposiciones, como el miedo, la ira, la codicia, el odio, el orgullo o el ego. Sólo entonces obtendremos la licenciatura y abandonaremos esta escuela. Tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y desaprender. Somos inmortales; somos infinitos; somos de la misma naturaleza que Dios.
- Las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol. Las que penden de nuestro propio tallo están estrechamente relacionadas con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias con ellas, vivencias del alma. También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de nuestras ramas. Tenemos algo en común con ellas. Están cerca de nosotros, pero no tanto como lo están las hojas de nuestro tallo. De igual modo, conforme nos vamos alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con las otras hojas o almas sigue existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más cercanas. Todos formamos parte de un árbol y un tronco. Podemos compartir experiencias. Nos conocemos. Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos. En este bello bosque hay muchos otros árboles. Cada uno de ellos está conectado con los demás a través del sistema de raíces subterráneo. De este modo, aunque una hoja se encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro, seguiremos conectados a ella. Estamos conectados a todas las hojas, pero tenemos una relación más estrecha con las de nuestro árbol, todavía más íntima con las de nuestra rama y un vínculo que es casi una fusión con las de nuestro tallo. Es posible que nos hayamos reunido en vidas pasadas con otras almas que pertenecen al mismo árbol pero que se encuentran lejos de nosotros. Podemos haber tenido muchas relaciones diferentes con esas almas, relaciones que quizás hayan sido muy breves. Tal vez hayamos aprendido algo nuevo, incluso de un encuentro de media hora. Una de estas almas tal vez haya sido un mendigo que se ha cruzado en nuestro camino y que nos ha conmovido. Con ello ha crecido nuestra capacidad de sentir compasión por otro ser humano y hemos contribuido a que esa persona aprenda a recibir amor y ayuda. Seguramente nunca más nos volvimos a encontrar con el mendigo en esa vida, pero formamos parte de la misma historia. La duración de nuestros encuentros varía: cinco minutos, una hora, un día, un mes, una década o más; así es como se relacionan las almas. Las relaciones no se miden en tiempo sino en lecciones aprendidas.
- La Reencarnación es un puente hacia un mayor conocimiento, la sabiduría y la comprensión. Nos recuerda lo que debemos tomar y lo que debemos desechar; por qué estamos aquí y qué instrumentos necesitamos para seguir adelante; la increíble orientación y ayuda que recibimos a lo largo del camino, y que nuestros seres queridos vuelven a nosotros para compartir nuestros logros y aliviar nuestras cargas.
- No existe una relación directa entre los poderes psíquicos y el nivel de evolución espiritual. Los poderes psíquicos y el desarrollo espiritual no están necesariamente conectados. Los poderes psíquicos de algunas personas aumentan a medida que evolucionan espiritualmente, conforme van adquiriendo mayor conciencia. Esto, en vez de ser un paso esencial, es más bien una adquisición incidental. El ego de una persona no debería envanecerse simplemente porque sus poderes psíquicos aumenten. El objetivo es aprender algo sobre el amor y la compasión, la bondad y la caridad, y no cómo convertirse en un vidente famoso.
- La facilidad para un idioma en especial o la afinidad con cierta cultura pueden ser otra clave de orígenes pasados. Aunque algunas personas sienten afinidad con determinada cultura, a otros le repugnan ciertas zonas del mundo. Otros descubren claves sobre vidas pasadas a través de sensaciones de deja-vu.
- Es conveniente que reconsidere sus vicios. En caso contrario, se los llevará consigo a otra vida. Sólo nosotros podemos deshacemos de los malos hábitos que acumulamos cuando estamos en un estado físico. Si elige luchar y no quitárselos de encima, se los llevará a otra vida. Y sólo cuando decida que es lo bastante fuerte como para solucionar los problemas externos dejará de tenerlos en su próxima vida.
- Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser. Lo rodea aquella felicidad cuyos derechos ha adquirido en el pasado. Se enfrenta en la actualidad con las deudas contraídas en la anterior vida y que hoy le salen al encuentro. La infelicidad es el resultado del sufrimiento infligido a otros en la vida anterior y que antes de nacer aceptó ahora reparar. Si su cuerpo hoy es débil, es porque antes lo descuidó, si carece de amigos es porque en la anterior vida no los hizo. El hombre es el resultado de su pasado y será el fruto de su presente. Los dones y facultades actuales son el resultado de su sincero trabajo de ayer. Quien trabaja de esclavo puede volver hecho un príncipe, por amable respetabilidad y méritos ganados. Quien gobernó de rey puede volver vagando por el mundo, vestido de harapos, por cosas que hizo o dejó de hacer.
"Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente. Si quieres conocer el futuro, mira tu vida presente "
Buddha.
http://compartiendoluz2.blogspot.com.es/
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...