sábado, 21 de enero de 2017

LOS SIETE PASAJES DE SHAMBHALA


En medio del inmenso y árido desierto del Gobi se encuentra el misterioso oasis. Esa Tierra Santa, que ningún pie no iniciado ha pisado jamás, es llamada “Shambhala”, es decir, “la Ciudad de los Dioses”.

Shambhala es el núcleo del campo de actividad de la Fraternidad Universal en sus esfuerzos por este orden natural dialéctico. Shambhala es el campo de fuerza de los ayudantes divinos. Este campo de fuerza no puede ser explicado por esta naturaleza en ningún aspecto y no mantiene contacto alguno ni con la esfera material ni con la esfera reflectora, aunque esté presente en la naturaleza terrestre para ayudarnos.

La actividad de Shambhala puede ser comparada a la de un transformador. La sustancia de vida universal y la intervención universal del Logos son transformadas en Shambhala ‑la Ciudad de los Dioses‑ en una tensión que puede ser soportada por el mundo y la humanidad. Shambhala es así un punto de contacto desde donde emanan influencias, vibraciones y radiaciones que se extienden sobre todo el mundo en una radiación horizontal. Shambhala es el contacto inmanente de una realidad trascendente.


jueves, 19 de enero de 2017

Los Devas del Oro


Antes que nada, quiero aclarar para las personas nuevas en temas metafísicos, que el oro, es en realidad, luz solar solidificada. El planeta Tierra no podría sobrevivir sin la luz solar como energía y sin la luz solar solidificada. Existen grandes depósitos de oro en todo el planeta. En las montañas crecen como plantas y en el centro de la Tierra, en donde esta energía es manejada por grandes inteligencias, que la distribuyen y la preservan para que el hombre no la encuentre y la dilapide, ya que solo le dá valor material, ignorando cual es el verdadero poder del oro.
Hay una jerarquía de Devas, cuyo acorde natural es idéntico al del oro. Puede considerarse la idea divina del oro manifestada como un Orden de seres vivos. Los miembros de esta jerarquía son introducidos, mediante afinidad vibratoria, en las corrientes de la fuerza del oro que descienden constantemente de la Fuente creadora dentro del mundo físico. Su presencia y asistencia intensifican las frecuencias componentes y así aumentan el poder productor de formas de la Fuerza-Palabra. De esa manera, parte de la función de los Devas del oro, como asimismo de todos los Devas del Orden de los Constructores, consiste en ayudar


LA FRATERNIDAD DE SHAMBHALA.- LA MADRE DE LOS VIVOS


Ahora sabe que nadie puede aproximarse al Corazón de la Fraternidad Universal sin antes conocer la Palabra perdida y olvidada y sin ser capaz de pronunciar esta Palabra. Además, ahora conoce de qué manera el alumno en el Camino puede descubrir nuevamente esta Palabra perdida y olvidada que, como usted sabe, es un estado de ser, una entrada en el Reino Inmutable que no puede ser realizada ni festejada de ninguna forma por el hombre natural. El espíritu, el alma y el cuerpo del hombre que puebla esta tierra son inaptos, tanto estructural como fundamentalmente, para participar en la vida nueva.


miércoles, 18 de enero de 2017

SAINT GERMAIN - ¿Cómo se reconoce a un espíritu afín?


¿Cómo se reconoce a un espíritu afín? 

Sentiréis que el corazón se os agita. En verdad que sentiréis la vibración revolviendo la emoción, como un gran cazo en vuestra alma. Empezarán las palpitaciones en el corazón, la respiración se acelerará, vuestra energía vital pulsará a una frecuencia más alta. Lo reconoceréis de esta manera, pero no os sorprendáis si no es el amante de vuestros sueños.En ocasiones os sentiréis en un estado muy emocional, ya que las emociones se presentan para que podáis reconocerlas y abrazarlas, a todas. Os correrán las lágrimas, vuestro dolor hará acto de presencia. Serán vuestros espíritus afines que vendrán para fundirse con vosotros en vuestro cuerpo de luz. Lo que tenéis que hacer es accionar la bomba con amor, y las aguas de la vida fluirán y fluirán, y a veces os preguntaréis como cerrarlas. ¿Sabéis lo que es para siempre? Es algo que no acaba nunca: éste es un romance de la más grande naturaleza; vamos en busca del Uno y el Uno es Dios. 


Cuando os desprendáis de la idea de que el espíritu afín es una entidad que os traerá felicidad y lo veáis como el resto de la humanidad (porque todos somos espíritus afines de Dios), entonces la entidad, el espíritu afín, que os permitirá la experiencia de la felicidad aparecerá (tenemos una resonancia correspondiente a una llama gemela de sexo opuesto, los demás son sólo espíritus afines). 


LA FRATERNIDAD DE SHAMBHALA.- LOS SECRETOS DEL GOBI (CAPÍTULO 2)

El maravilloso oasis en el Desierto del Gobi, núcleo terrestre de la Fraternidad Universal, está protegido eficazmente contra cualquier penetración extraña. La técnica más moderna, con todos sus recursos, fracasaría lamentablemente si intentara aproximarse a esta verdadera Tierra Santa. Una multitud de espíritus de la naturaleza protegen este territorio, y las condiciones atmosféricas son tales que las más tremendas tormentas impedirían inmediatamente profanar este Corazón del Gobi a quien lo intentara.Los que desean aproximarse a este corazón del mundo deben aprender de nuevo la Palabra olvidada. Para evitar, a este respecto, toda mistificación presente o futura en usted, queremos informarle sobre esta Palabra olvidada y perdida, en la medida de nuestras posibilidades. Usted comprenderá que sobre este tema se puede filosofar hasta el infinito. Si nos sumergiésemos en la literatura de buena fe que existe sobre esta Palabra olvidada y perdida, podríamos adquirir un conocimiento impresionante. Pero, ¿qué ganaríamos con ello?

La filosofía, en efecto, es la llave de la ciencia, siempre y cuando se es capaz de forjar con esta filosofía una llave que se adapte a la Eterna Puerta Universal y cuando se la puede emplear con éxito. Cuando no ocurre así, la filosofía se convierte en una carga inútil. Por esto está escrito en la Biblia desde hace ya mucho tiempo: Bienaventurados los ignorantes”. Qué enorme ventaja tienen, en efecto, aquellos que se acercan a los Misterios Divinos sin prejuicios, abiertos como niños. Con mucha frecuencia su reacción cara a la Escuela Espiritual es sorprendentemente justa.

martes, 17 de enero de 2017

LA FRATERNIDAD DE SHAMBHALA.- LOS SECRETOS DEL GOBI (CAPÍTULO 1)

Citando al sabio chino Chuang, la señora Blavatsky dijo un día: Las cosas que los hombres saben no pueden ser comparadas de ninguna forma, en cuanto a su número, con las cosas que les son desconocidas.
En efecto, comparado con lo que debería ser, el saber humano es muy pobre. Dígase en su favor que en el cosmos y en el microcosmos existen un número tal de enigmas, y el Logos nos deja entrever tantos fenómenos insondables, que no se puede reprochar a nadie que el entendimiento humano permanezca tan alejado de la realidad universal.
La frase del Salmista: Tu conocimiento, ¡oh Eterno!, es para mí demasiado prodigioso, es la confesión leal del hombre frente a la creación divina. Sin embargo, es un hecho cierto que el conocimiento y el entendimiento humanos se dirigen generalmente en una dirección diametralmente opuesta a la de las manifestaciones divinas. Por esto, la frase del sabio chino es tan justamente certera.
Este estado de cosas nos lleva a serias consideraciones. El Logos no propaga por el mundo su conocimiento universal de una forma desordenada y sin inteligencia, sino que cada revelación divina tiene como base fundamental una necesidad y una lógica absolutas. Por consiguiente, este conocimiento perdido es una acusación para la humanidad, y también la causa de que nos encontremos de vez en cuando ante consecuencias extremadamente desagradables y en situaciones realmente confusas.
En estas condiciones, usted puede comprender fácilmente que, periódicamente, la Escuela Espiritual intente conducir al menos a una parte de la humanidad hacia esta base fundamental de necesidad y de lógica absolutas, con el fin de suscitar una reacción que concuerde con las exigencias divinas. Nosotros le pedimos que considere esta disertación bajo este ángulo.
No tenemos la intención de hablarle del Desierto del Gobi de una forma sensacionalista, sino que nuestra tarea consiste en instruirle sobre los próximos acontecimientos, para que así no se encuentre desprevenido.
Nuestro más profundo anhelo es que usted pueda testimoniar con nosotros de los tiempos felices en que nos serán desvelados, no solamente una parte del mundo que ha permanecido hasta nuestros días oculta y desconocida, sino también las actividades y criaturas prodigiosas de la naturaleza original. Esto nos hará comprender las razones por las cuales somos llamados microcosmos y hasta dónde puede extenderse nuestro conocimiento de Dios y de la naturaleza original.
Para muchos, nuestra época está marcada por el interés que suscitan los acontecimientos sociales, económicos y políticos, al mismo tiempo que, para algunos, solamente es el preludio opresivo y turbulento de una revolución cósmica; revolución cósmica que no sólo es realizada desde arriba, sino también desde abajo.
Para comprender todo lo que tiene relación con esto, debemos saber, en primer lugar, en qué consiste aproximadamente el secreto del Desierto del Gobi. Esta revelación no puede ser vista como una profanación, sino como un signo de la madurez de los tiempos y como una Fama Fraternitatis para todos los que tienen oídos para oír y ojos para ver.
En el corazón del Desierto del Gobi, en Asia Central, se encuentra el centro de la actividad de la Fraternidad Universal en relación con este mundo y su humanidad caída. Desde este lugar parten hacia la humanidad todos los impulsos liberadores. Los demás núcleos del trabajo espiritual, de los que hemos hablado en el transcurso de los años, como los de Australia, de la Gran Pirámide, de las Columnas de Hércules en la vertiente sur del Atlas y del Himalaya, así como otras actividades de la Fraternidad ‑como las que se desarrollan en los dos polos‑ proceden de este corazón espiritual del mundo, situado en la parte más impenetrable del Gobi, y son dirigidas por él.
El Gobi no es un desierto de arena propiamente dicho, sino un estéril, monótono e inconmensurable territorio de estepas tan desconocido y mucho más impenetrable que el Gran Chaco en América del Sur. Pocos viajeros han intentado penetrar hasta el corazón del Gobi. Está rodeado por una profunda soledad y un lúgubre espanto. Existen pocos escritos sobre este territorio y sus secretos, ya que la atención de los especuladores espirituales ha permanecido fijada en lugares más populares de la tierra.
Un trabajo conocido es el que Marco Polo escribió en el siglo XIII cuando se encontraba en prisión. Marco Polo recorrió, para llegar a China, el viejo camino del té, el cual atraviesa una parte del Gobi. Describe el terror y el respeto religioso que los habitantes de los países limítrofes sentían por esta región, como consecuencia de las apariciones en masa de espectros que la asedian.
Para el gnóstico, este fenómeno es, no obstante, muy simple. En el Gobi, los éteres planetarios son tan transparentes y concentrados que la esfera química y la esfera etérica del mundo físico se interpenetran casi imperceptiblemente, lo que hace posible al sentido ordinario el percibir la agitación y los movimientos de la esfera reflectora. Este es el fenómeno que provoca ese miedo mortal por el desierto del Gobi y que asegura a este territorio un perfecto incógnito, rechazando a los no autorizados.
No obstante, el Gobi ha desempeñado un papel importante en los antiguos conocimientos universales. Desde el comienzo de los tiempos dialécticos, el corazón de ese territorio ha sido conocido bajo el nombre de "Tierra Santa de los Hijos de Dios". Por lo tanto, cuando la Biblia y los Iniciados hablan de la Tierra Santa, en relación con nuestro planeta, no se refieren en absoluto al lugar donde los árabes y los israelitas se enfrentaron equipados con armas occidentales.
Todos los impulsos regeneradores metafísicos que, bajo forma de radiación, tocan al mundo, partieron y parten de este corazón, dejando por doquier su huella. Ya se trate de la ingeniosa construcción de la Gran Pirámide, de la sabiduría y de la fuerza de los Maniqueos y de los Cátaros, o de la misión de la Rosacruz moderna, todo parte de este Manantial único y se explica por él. La sede de la Orden de la Siddha ‑la Fraternidad Universal‑ se encuentra en esta Tierra Santa.
Abundantes leyendas fueron tejidas sobre el Gobi, y fragmentos de acontecimientos históricos ya olvidados inspiraron narraciones misteriosas.
La antigua sabiduría nos dice, por ejemplo, que mucho tiempo antes de la civilización pre‑lemuriana, un gran mar interior se extendía en el lugar donde actualmente se encuentran lagos salados y desiertos estériles. En el interior de este mar habitaba el "último vestigio" de la raza divina, repartida en doce islas. Estas islas poseían una belleza y un encanto maravillosos. Sus habitantes divinos eran llamados "los Hijos de la Voluntad y del Yoga" o los verdaderos "Elohim". Ellos conocían y dominaban todos los secretos de la naturaleza y estaban en posesión de la Palabra inexpresable, actualmente perdida. Ellos son los que conocen los secretos de la naturaleza original y los guardan para los que se hagan dignos de ellos.
Este reino insular existe aún como un oasis en el desierto del Gobi. Todos los que conocen la Palabra Secreta lo saben, y todos los que conocen esta Palabra tienen acceso a él. No existe ninguna vía de comunicación ordinaria con este oasis del Gobi. Este lugar está protegido cuidadosamente contra los intrusos, tanto por vía terrestre como por vía aérea. No hay más que siete pasajes secretos que son llamados, de una forma velada, los siete pasajes subterráneos de Shambhala.
Nuestra misión es hablarle de estas cosas y hacerle tomar conciencia, tanto como sea posible, de la profundidad de la sabiduría que la humanidad poseía originalmente. Ya que el tiempo de la revelación ha llegado y nuestra intención, en las tensiones del mundo actual, no es pasar apresuradamente sobre estas cosas sagradas, pues en tal caso serían olvidadas rápidamente.
Hace tiempo fue profetizado que todo lo que estaba escondido sería un día revelado, pero también se dijo que aparecerían muchos falsos profetas. Por ello, hemos sido puestos en guardia para no creer en cualquier espíritu sin antes probar que es de Dios. La Biblia nos previene: Con esto reconoceréis al espíritu de Dios: todo espíritu que demuestre que Jesucristo ha venido en la carne, es de Dios, y todo espíritu que no lo demuestre, no es de Dios.
Cuando se produce un gran cambio mundial, todo lo que está escondido acerca de Dios y lo Absoluto es de nuevo manifestado, y la humanidad entera es confrontada con la vida real absoluta del Reino Inmutable.
Esta revelación no se presenta al principio como un juicio, sino como una llamada a la resurrección, como una mano caritativa tendida para la regeneración. No debe ser vista como una demostración pública, sino comprendida como un sacrificio de amor inconmensurable para nosotros que estamos en la angustia, casi imposible de soportar por los santos de Dios.
Cuando este sacrificio se cumpla, usted lo podrá reconocer solamente como el Espíritu de Dios, si puede ser unido incontestablemente al reconocimiento de que Jesucristo ha venido en la carne. No por la creencia en el acontecimiento histórico de que, hace más o menos 2000 años, un tal Jesús vino en la carne, sino por la revelación en uno mismo, en la carne y de forma científicamente cierta, de la realización de Jesús y la radiación del Cristo en su fuerza, belleza y realidad perfectas.
Las revelaciones de los tiempos finales que preceden a la gran revolución darán a los hombres una visión íntegra de la verdadera vida de la humanidad original. A continuación se producirá un desenmascaramiento implacable de todos los especuladores metafísicos, tanto en el mundo religioso y teológico, como en el mundo filosófico, colocando a cada uno, sin excepción, ante una elección definitiva. Por este motivo, el tiempo se aproxima en que por todas partes se hablará con respeto, con miedo y temor, con una cólera furiosa, o con una intensa gratitud, de los siete pasajes de Shambhala.
La revolución cósmica no comprende solamente un proceso de respiración intercósmica, con los cambios geológicos y atmosféricos correspondientes, sino que implica al mismo tiempo un inmenso esfuerzo para la redención de la humanidad.


LOS MENSAJES DE BIDI (Preguntas y Respuestas-9 Abril 2012)

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BIDI  
9 abril 2012
Y bien, BIDI está de vuelta entre vosotros. Me complazco en reunirnos para nuestra charla tuya y mía (ndr: utiliza un neologismo a partir de la palabra entretien y construye “nos entre tiens et miens”=charlas tuyas y mías). En primer lugar vamos, si os parece bien, a continuar examinando, pesando y sopesando vuestras cuestiones, en las mismas circunstancias y condiciones que del día anterior. Pido pues, vuestra escucha y el hecho de oír y dejar venir lo que llega a vosotros, sin interferir de ninguna forma, sin oponeros. Simplemente acogiendo como yo os acojo. Podemos abordar la primera pregunta.

Pregunta: a nuestra llegada a esta Dimensión, estructurada, perfecta e ilimitada ¿cómo es posible haber llegado tan bajo en esta Dimensión, en Vibración y Conciencia? ¿Por qué?

Ese mecanismo se llama descenso. Este descenso está ligado a un punto de vista cada vez más estrecho y limitado, incluyendo a la Conciencia en su propia limitación (en una auto limitación) que gradualmente (en tiempos muy extensos) la induce a aislarse y separarse cada vez más. Esto se ha descrito en muchos textos muy antiguos, que hablan de eras y épocas que se suceden y llevan a descender gradualmente a la Conciencia, a los bajos fondos del olvido. Pero esto solo tiene un tiempo. Desde el instante en que la mente es capaz de mirarse con toda honestidad, con toda lucidez y de manera lógica, efectivamente llega a considerar esto como un proceso absurdo, inicuo. La problemática ha sido no intentar responder a esta clase de pregunta porque, por supuesto os va a llevar, no solamente a constatar el estado de la Conciencia sino más bien, a encontrar las causas. Ahora, os recuerdo, el Absoluto no tiene causa. Querer buscar una causa (una explicación) te volverá a enviar sistemáticamente, a esa causalidad y por tanto a la Dualidad. Plantéate la cuestión de por qué hacerse esa pregunta. ¿Qué necesidad hay de explicar o de lamentar? ¿Cuál es ese alejamiento de lo que tú Eres, que permite preguntarse sobre lo que tú consideras como triste o como anormal? No consideres lo que es anormal, sino mira lo que es normal. De igual forma que la Dualidad consiste en ver el bien y el mal, la Unidad solo consiste en ver la Unidad y no dejarse llevar de ninguna forma y manera, a disertar, a plantearse cuestiones sobre el bien y el mal, porque la ecuación del bien y del mal, por su propia naturaleza, es irresoluble. Cualesquiera que sean los aspectos importantes en una vida dirigidos al servicio, a la dedicación, cualesquiera que sean las concepciones filosóficas o incluso espirituales, (relativas al bien y al mal), no desembocarán jamás en una solución, porque la solución solo puede existir, en tanto existe un antagonismo. Yo hablaba ayer, de las dos extremidades de un límite. No porque lleguéis a una extremidad de un límite, conocéis todos los límites, la otra extremidad pero, sobre todo, que estéis aptos para superar este límite. Necesitáis literalmente, extraeros de esta noción de causalidad. Esta causalidad permite explicar este mundo y solo este mundo. La causalidad permite expresar las leyes de acción/reacción, las leyes del Alma pero jamás, la ley del Absoluto. Porque el Absoluto solo conoce una única ley que es la de la Unidad Abandonada ella misma, es decir el principio mismo de la Unidad. El factor causal, sea el que sea (en vuestra vida, en la historia de la vida sobre este planeta) remite necesariamente, a un inicio y un fin.

La causalidad solo puede estar inscrita en el Absoluto y solo puede derivar su lógica a partir del Absoluto. La causalidad (acción/reacción, principio y fin) se inscribe en una historia y no en la Verdad. Porque toda historia está inscrita en un tiempo lineal, en ciertos límites que son también los tuyos, pero que no corresponden a la Verdad. La historia es, de alguna forma, el esqueleto de lo que queda de la vida. Las carnes se han ido. Queda algo que está petrificado. Queda algo que no participa en la Vida. Hoy se te pide ser la vida. La Llamada de la Luz hace resonar en ti, no ya la causalidad sino la sed de Absoluto. Aunque estas palabras te son desconocidas, aunque te parezcan fuera de toda causalidad y por tanto, de cualquier posibilidad, no sigue siendo menos verdad que es la única y sola Verdad. Plantear en tanto que Absoluto (osar plantear en tanto que esto) va a poner fin, de manera muy rápida (por la estigación misma de lo que es el Sí, de lo que es el ego y por tanto, de lo que no es el Absoluto), os conducirá a las puertas de lo que el ego llama la nada y por tanto a experimentar y vivir la experiencia que es Absoluta. Cierto, en momentos bisagra, ha sido oportuno que se os dé (o que os hayan dado, puesto que yo no he participado) ciertos elementos relativos a la historia. Simplemente para mostraros y demostraros hasta qué punto la historia puede ser deformada, arreglada, invertida y manipulada de tal manera que hará que deis siempre la espalda a la Verdad. Porque os llevan siempre (esas historias) a creer en historias y no en vosotros. El ser humano tiene necesidad de historias, en tanto que están inscritas en su conciencia, en la causalidad. Desde que circunscribe su conciencia a las esferas del Absoluto (e incluso en el Sí), la historia ya no tiene sentido. No tiene dirección. Ya no tiene lógica y no tiene justificación. La historia no es más que la coartada que provee la vida, que rechaza conocerse. La historia no es más que el último recurso que quiere dar a la mente, la certeza de que puede explicar su presente mediante un pasado.

lunes, 9 de enero de 2017

La Muerte: Una Gran Aventura

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Ante todo trataremos de definir este misterioso proceso al cual están sujetas todas las formas, y que frecuentemente sólo constituye el fin temido, temido por no ser comprendido. La mente del hombre está tan poco desarrollada que el temor a lo desconocido, el terror a lo no familiar y el apego a la forma, han provocado una situación en la que uno de los acontecimientos más benéficos en el ciclo de vida de un encarnado Hijo de Dios, es visto como algo que debe ser evitado y postergado el mayor tiempo posible.
La muerte, si sólo pudiéramos comprenderlo, es una de las actividades que más hemos practicado. Hemos muerto muchas veces y moriremos muchas más. Muerte es, esencialmente, cuestión de conciencia. En cierto momento estamos conscientes en el plano físico; en otro, nos retraemos a otro plano y estamos allí activamente conscientes. En la medida en que nuestra conciencia se identifica con el aspecto forma, la muerte continuará manteniendo su antiguo terror. Tan pronto nos reconozcamos como almas y hallemos que somos capaces de enfocar a voluntad nuestra conciencia y sentido de percepción en cualquier forma o plano, o en cualquier dirección dentro de la, forma de Dios, ya no conoceremos la muerte.
La muerte para el hombre medio es un fin desastroso, pues implica la terminación de todas las relaciones hu­manas, la cesación de toda actividad física, la ruptura de todos los signos de amor y afecto y el tránsito (involun­tario y disconforme) a lo desconocido y temido. Es lo mismo que salir de una habitación iluminada y agrada­ble, cordial y familiar, donde están reunidos nuestros seres queridos, y pasar a la noche fría y oscura, solo y aterrorizado, esperando lo que vendrá y sin ninguna se­guridad.
Pero las personas olvidan por lo general que todas las noches, durante las horas de sueño, morimos en lo que respecta al plano físico y vivimos y actuamos en otro lugar. Olvidan también que han adquirido ya la facilidad de dejar el cuerpo físico, porque aún no pueden conservar en la conciencia del cerebro físico los recuerdos de esa muerte y el consiguiente intervalo de vida activa, y no relacionan la muerte con el sueño. Después de todo, la muerte es sólo un intervalo más extenso en la vida de acción en el plano físico; nos vamos “al exterior” por un periodo más largo. Pero el proceso del sueño diario y el proceso de la muerte ocasional son idénticos, con la única diferencia que en el sueño el hilo magnético o corriente de energía, a través de la cual corren las fuerzas vitales, se mantiene intacto, y constituye el ca­mino de retorno al cuerpo. Con la muerte, este hilo de vida se rompe o corta. Cuando esto ha acontecido, la entidad consciente no puede volver al cuerpo físico den­so, y al faltarle a ese cuerpo el principio de coherencia, se desintegra.

Temor a la muerte.

Está basado en:
 El terror, en el proceso final del desgarra­miento en el acto de la muerte.
 El horror a lo desconocido y a lo indefinido.

 La duda respecto a la Inmortalidad.
 El pesar por tener que abandonar a los seres queridos o ser abandonado por ellos.
 Las antiguas reacciones a las pasadas muer­tes violentas, arraigadas profundamente en el  subconsciente.
 El aferrarse a la vida de la forma, por estar principalmente identificados con ella en la conciencia.
 Las viejas y erróneas enseñanzas referentes al cielo y al infierno, siendo ambas, perspec­tivas  desagradables para cierto tipo de personas.

Como conozco el tema, tanto por la experiencia en el mundo externo como por la expresión de la vida interna, diré que: La muerte no existe. Como bien saben, hay una entrada en una vida más plena. Hay liberación de los obstáculos del vehículo carnal. El tan temido proceso de desgarramiento no existe, excepto en los casos de muerte violenta o repentina, entonces lo único desagra­dable es la sensación instantánea y abrumadora de pe­ligro y destrucción inminente, y algo que se parece a un shock eléctrico. Nada más. Para los no evoluciona­dos, la muerte es un sueño y un olvido, porque la mente no está bastante despierta para reaccionar, y el archivo de la memoria está prácticamente vacío. Para el ciuda­dano común y bueno, la muerte es la continuidad en su conciencia del proceso de la vida, y lleva a cabo los in­tereses y tendencias de esa vida. Su conciencia y sen­tido de percepción son los mismos e invariables. No percibe mucha diferencia, está bien cuidado, y a menu­do no se da cuenta que ha pasado por la muerte. Para el perverso y cruel egoísta, el criminal y esos pocos que viven únicamente para el aspecto material, se pro­duce esa situación denominada “atados a la tierra”. Los vínculos, que han forjado con la tierra, y la atracción hacia ella, de todos sus deseos, los obliga a permane­cer cerca de la misma y de su último medio ambiente terreno. Tratan desesperadamente por todos los medios posibles, de ponerse en contacto y volver a penetrar en él. En contados casos, un gran amor personal por quie­nes han dejado, o el incumplimiento de un deber reco­nocido y urgente, mantienen a quienes poseen bondad y belleza, en semejante situación. Para el aspirante, la muerte es la entrada inmediata en una esfera de ser­vicio y de expresión a que está muy acostumbrado, per­cibiendo enseguida que no es nueva. En las horas de sueño ha desarrollado un campo de servicio activo y de aprendizaje. Ahora sencillamente funciona en él duran­te las veinticuatro horas (hablando en términos de tiem­po del plano físico) en vez de las breves horas de sueño en la tierra.
Otro temor que induce a la humanidad a consi­derar la muerte como una calamidad es el que ha in­culcado la religión teológica, particularmente los Protestantes fundamentalistas y la Iglesia Católica Roma­na: el temor al infierno, la imposición de castigos, co­múnmente fuera de toda proporción a los errores cometidos durante una vida, y el terror impuesto por un Dios iracundo. Le dicen al hombre que debe someterse y que no hay escapatoria posible, excepto por medio de la expiación vicaria. Como bien saben, no existe un Dios iracundo, un infierno ni tampoco la expiación vicaria. Sólo existe un gran principio de amor que anima a todo el universo; existe la Presencia de Cristo, indicando a la humanidad la realidad del alma y que somos salvados por la vivencia de esa alma, y que el único infierno que existe es la tierra misma, donde aprendemos a trabajar por nuestra propia salvación, impulsados por el prin­cipio de amor y de luz e impelidos por el ejemplo de Cristo y el anhelo interno de nuestra propia alma. Esta enseñanza acerca del infierno nos recuerda el giro sádico que la Iglesia Cristiana, en la Edad. Media, dio al pen­samiento y a las erróneas enseñanzas establecidas en El Antiguo 
Testamento, acerca de Jehová, el Dios tribal de los Judíos. Jehová no es Dios, ni el Logos planetario, ni el Eterno Corazón de Amor que Cristo reveló. A medida que estas erróneas ideas vayan desapareciendo, será eliminado, de la mente del hombre, el concepto del in­fierno y reemplazado por la comprensión de la ley que hace al hombre lograr su propia salvación en el plano físico, lo cual conducirá a corregir los males cometidos durante sus vidas en la tierra y que oportunamente le permitirá “limpiar su propia pizarra”.
No trato aquí de imponerles una discusión teológica; sólo procuro señalar que el actual temor a la muerte debe ceder su lugar a una inteligente comprensión de la realidad y ser sustituido por el concepto de continui­dad, que niega toda interrupción, y acentuar la idea de que existe una vida, una Entidad consciente, que ad­quiere experiencia en muchos cuerpos.
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