La mente subconsciente no es solamente un archivo de los recuerdos y los sentimientos, sino que también es el centro de la creatividad, la intuición y las ideas.
La intuición se presenta de repente, señalando en cierta dirección. Se te pasa una idea por la cabeza mientras estás haciendo un pastel, y en un segundo, ya encuentras la solución a un problema al que le estuviste dando vueltas durante días. En este caso tu mente subconsciente te ha guiado para encontrar la solución.
Si eres una artista, tu mente subconsciente te ayudará del mismo modo, proporcionándote una inspiración o idea creativa para tu próxima obra. Las profesiones creativas ponen al sujeto más en contacto con el subconsciente de lo que lo hacen otros muchos tipos de trabajo. La creatividad se considera casi siempre como una cualidad indeseable en el ámbito del trabajo, porque tiende a perturbar la rutina e, incluso a veces, parece amenazar la autoridad del jefe, sobre todo cuando es alguien que ocupa uno de los puestos más bajos quien tiene la buen idea y no el jefe.
Las buenas ideas no son siempre bien apreciadas ni puestas en práctica, y muchos pueden confirmar que, pro cada buena idea, hay como mínimo diez personas que la tachan de irrealizable. Con mucha frecuencia, la rutina destierra la flexibilidad, haciendo todo el trabajo y la vida en general mucho más duros al imponer límites innecesarios y al volver las cosas aburridas.
En nuestros tiempos, se supervaloran con mucho las hazañas de la mente racional, la que constituye la parte menor del conjunto de nuestra capacidad mental, subestimando en el mismo grado las fuerzas subconscientes. En general, creemos exclusivamente en aquello que podemos ver y tocar. Creemos sólo en las cosas que son mensurables y que van acompañadas por tablas llenas de cifras y datos experimentales. La creatividad, la intuición y las ideas tienden a situarse en un rango mucho más bajo (excepto en aquellas ocasiones en que se demuestra que son capaces de aportar mucho dinero), debido a que no son medibles y a que, por lo tanto, no existen oficialmente.
Sin embargo, pensándolo bien, hay que reconocer que todo cuando el hombre ha conseguido empezó con ser una idea.
Las ideas nacen por casualidad. No se puede forzarlas. No tienen nada que ver con la fuerza de voluntad. Cuanto más se esfuerza uno por lograr una idea, menos probabilidades tiene de que surja. Cuanto mayor fuerza de voluntad se aplique, menos seguro es el llegar al subconsciente. Las ideas brotan cunado uno "no mira", cuando uno está pensando en algo completamente distinto.
Tampoco la intuición tiene nada que ver con la fuerza de voluntad. La intuición es una fuerza directriz que nos guía de manera en apariencia irracional y que con tanta frecuencia resulta ser certera.
La mente subconsciente no cesa de trabajar en nuestro favor. Incluso cuando hemos dejado de pensar en un problema, la mente subconsciente continúa dándole vueltas y, cuando uno está lo bastante relajado para escuchar esa voz interior, el subconsciente le presenta la solución en forma de una intuición o una idea. Puede ocurrir durante el día o de noche, a través de un sueño (si bien en forma disfrazada)
Los sueños son un vehículo para descargar las ansiedades y los temores acumulados durante el día y, por lo tanto, capacitan para dormir. Si no soñáramos, las ansiedades nos mantendrían despiertos y seríamos incapaces de recobrar las energías durmiendo.
Si queremos aprovechar los servicios de nuestro subconsciente, necesitamos adquirir un sentido que nos permita oír la "voz interior". Es muy importante mantener la mente racional bajo control, pues, de lo contrario, se impone y bloquea la mente subconsciente. La preocupación constante y el permitirse en general "pensamientos de catástrofe" convierte al sujeto en extraordinariamente sordo a toda idea constructiva.
Si deseas sacar ventaja de tu intuición y tus ideas creativas, tienes que aprender a desconectarte parcialmente de la mente consciente. Ya lo haces a veces de manera natural, sin saberlo. Recuerda esas ocasiones en que estás sentada ante tu mesa de trabajo y te quedas mirando por la ventana, sin ver nada en particular, sin advertir lo que ocurre a tu alrededor, sólo pensando en algo con una concentración tal que lo "ves" en realidad ante ti. En esos momentos has caído en una especie de ensoñación. Tu mente racional se halla entonces un tanto adormecida, permitiéndote vagabundear a través de tus sentimientos o pensamientos que se presentan por sí solos. Mientras sueñas despierta, estás completamente absorta y te mantienes absolutamente inmóvil.
Toda esta ensoñación sólo es posible cuando no haya alguna preocupación, porque al preocuparte también empezarás a agitarte. La preocupación es una interferencia de la mente racional y se precisa mantener a ésta bajo control si deseas disfrutar de los beneficios del subconsciente.
Se podría decir a ciencia cierta que el Subconsciente es quien maneja casi en su totalidad al hombre, obstaculizando y deformando todo el potencial natural que el hombre podría desarrollar.
Nuestro Subconsciente es un manojo de impresiones no controladas y dadas sin discernir en su mayoría, calificadas contrariamente a la Armonía, a la Salud o al Equilibrio, que hacen que seamos arrastrados sin control, no dejando de esa manera de cumplir el funcionamiento natural del Pensamiento Humano y por lo tanto, rebajándolo a una condición semejante al animal.
Hasta ahora hemos estado permitiendo que nuestro Subconsciente sea formado por fuerzas externas, por objetos externos, por impresiones externas, ahora mediante la comprensión o el discernimiento consciente, debemos crear nuevas impresiones y así fortalecer y desarrollar el Subconsciente a voluntad, entonces todo patrón mental que no se ajuste a la Armonía, se irá debilitando progresivamente, porque dos cosas no pueden existir simultáneamente con la misma fuerza. Un hombre no puede ser un santo en su interior y un ladrón por fuera. Estas dos fases de la naturaleza no pueden coexistir con la misma fuerza, simultáneamente.
Si los impulsos negativos son fuertes se irán debilitando progresivamente los impulsos positivos, del mismo modo, si tratamos de fortalecer los patrones positivos en nuestra vida, se irán fortaleciendo y de este modo los impulsos negativos disminuirán sus fuerzas.
La mente es un conjunto de impulsos y deseos. No puede tranquilizarse por sí sola. podrá ser reprimida durante algún tiempo, pero luego volverá a aflorar. Por eso, un deseo negativo solamente será vencido dirigiendo la atención a un deseo positivo, saludable. No se puede vencer un deseo negativo castrando, sino educando.