La Ley del Servicio rige el futuro. En la antigüedad el aspirante se dedicaba a servir a su propia alma, poniendo el énfasis sobre la propia salvación individual, siendo lo único que consideraba. Luego vino el período en que el servicio al Maestro ya la propia alma se consideraba de primordial interés; se servía al Maestro y se acentuaba el deber hacia él, porque contribuía a la salvación del individuo. Hoy se emite una nueva nota - la nota del progreso sirviendo a la raza y practicando el olvido de sí mismo.
Algún día llegarán a comprender que la Ciencia del Servicio tiene mayor importancia que la Ciencia de la Meditación, porque el esfuerzo y la ardua actividad del discípulo servidor evocan los poderes del alma, hace de la meditación un requisito esencial y es el método - más avanzado que cualquier otro - para invocar a la Tríada espiritual, intensificar la vida espiritual, forzar la construcción del antakarana y conducir a una serie graduada de renunciamientos hasta llegar a la Gran Renunciación, que libera al discípulo para toda la eternidad.
Llegamos así a considerar la tercera Ley del Alma que rige toda la actividad del alma. Es la Ley del Servicio. Sin embargo, antes de entrar a dilucidar este tema, trataré de exponer tres cosas que merecen cuidadosa atención:
Primero, el resultado de todo contacto efectuado en la meditación y la medida de nuestra realización, estarán determinados por el consiguiente servicio prestado a la raza. Si hay correcta comprensión, habrá necesariamente correcta acción.
Las tres grandes ciencias que tendrán preponderancia en la Nueva Era y llevarán a la humanidad de lo irreal a lo real y de la aspiración a la realización, son: