martes, 19 de julio de 2016

Telepatía y el Vehículo Etérico (Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul (Alice A. Bailey) CAPITULO IV LOS TRES TIPOS DE ENERGIA INVOLUCRADOS


CAPITULO IV 
LOS TRES TIPOS DE ENERGIA INVOLUCRADOS
 La interrelación telepática entre los miembros de un grupo se acrecienta por el firme amor al semejante y el constante pensamiento reflexivo. 
Les recordaré que cuando empleo estos términos me refiero a los dos tipos principales de energía que existen hoy en el mundo. 
La energía es esencialmente sustancia activa. 
Estos dos tipos de fuerza tienen tal vitalidad y potencia, y son de sustancia tan sutil y refinada, que pueden atravesar y "forzar a la actividad" a los fluidos pránicos que constituyen la sustancia del cuerpo etérico, a los cuales me he referido en otra instrucción.*
El trabajo telepático concierne a tres tipos de energía que se manifiestan como fuerzas que tienen el poder de impulsar: 
1. La fuerza del amor con su cualidad negativa, la cual atrae la materia necesaria con la que reviste la idea, el pensamiento o concepto a trasmitir, siendo también el agente atractivo utilizado por el receptor. 
En consecuencia, tanto el transmisor como el receptor trabajan con el mismo agente, pero el transmisor emplea la energía del amor al todo, mientras que el receptor concentra sobre el transmisor la energía del amor de su propia naturaleza. 
Siendo esto así, se comprenderá por qué insisto sobre la necesidad de amar y de no criticar. 
B. Constituye la cualidad coherente que vincula al transmisor con el receptor, y produce también la coherencia de lo trasmitido. Por lo tanto, es evidente que recién ahora podemos esperar una expresión más amplia y general en el mundo de los procesos telepáticos, porque recién ahora el principio amor comienza realmente a afectar al mundo en amplia escala. 
El amor a una causa, a un partido o a una idea, prevalece cada vez más, generando en las etapas iniciales las aparentemente insalvables separaciones, que tanto afligen en la actualidad, y con las cuales estamos tan familiarizados; sin embargo traerá finalmente el predominio del amor, que salvará las dificultades y producirá la síntesis entre los pueblos. 
El amor –no el sentimiento– es la clave del éxito en el trabajo telepático. Por lo tanto "amamos los unos a los otros" con más entusiasmo y devoción; traten de expresar ese amor en todas las formas posibles en el plano físico, en los niveles de la emoción y a través del recto pensar. 
Que el amor del alma fluya a través de todos como fuerza regeneradora. 
2. La fuerza de la mente. 
Ésta es la energía iluminadora que "alumbra el camino" de una idea o forma a trasmitir y a recibir. 
Recuerden que la luz es sustancia sutil. 
La energía de la mente puede materializarse en un rayo de luz; ésta es una de las declaraciones más importantes que se han hecho respecto a la ciencia de la telepatía. 
El éxito depende del alineamiento de los cuerpos del transmisor y del receptor. El contacto debe ser dual, por la energía mental y la energía eléctrica cerebral. 
La nueva telepatía, que caracterizará a la nueva era, no sólo necesitará del poder magnético del amor, para atraer atención, efectuar alineamiento y producir armonía y comprensión, sino también del desarrollo y control mentales. 
Esta forma de telepatía no es una función del alma animal, como ocurre en los contactos del plexo solar y en las respuestas a los mensajes de las personas emocionalmente polarizadas. Esta respuesta y sensibilidad telepáticas es una característica del alma humana, que actúa de mente a mente y de cerebro a cerebro, siendo textualmente, un estado de conciencia suficientemente acondicionado por la persona mentalmente integrada, de manera que es consciente e incluye en sí misma los estados y procesos mentales de otra persona. 
3. La energía pránica o fuerza etérica del cuerpo vital. 
Esta energía, por un acto de la voluntad y bajo la presión del poder magnético del amor, responde o recibe las energías duales mencionadas. La idea, la forma mental o la impresión mental, que debe ser registrada en la conciencia cerebral del receptor, abre un camino en los fluidos pránicos, controlando así sus actividades (la incesante tendencia de "chitta" a construir formas mentales), de tal modo que el cerebro reacciona de dos maneras: 
A. Se hace pasivo por medio del impacto de los tres tipos de energía combinados y fusionados en una corriente de fuerzas. B. Responde activamente a la idea, impresión, forma mental, símbolo, palabra, etc., los cuales son impulsados dentro de la zona de su actividad consciente. 
Permítaseme llevar la información anterior a una simplicidad práctica, demostrando cómo se pueden emplear estos tres tipos de energía en el trabajo práctico: 
1. Empleando la energía del amor en tres formas: 
A. Enviando amor, no sentimiento, a sus hermanos en el momento de la transmisión o recepción. 
B. Aprovechando el poder del amor innato para atraer la materia o sustancia y así "revestir" en sentido oculto, aquello que se envía. 
C. Proyectando la idea o la impresión, etc., etc., "revestida" por una corriente de amor, que su hermano alerta, receptivo y atento atraerá hacia sí por medio del amor que conscientemente siente por ustedes. 
2. Empleando la energía mental mediante el esfuerzo de polarizarse en los niveles mentales de la conciencia. 
Por un acto definido de la voluntad se eleva la conciencia al plano mental, manteniéndola allí. 
Esta acción es el reflejo en un plano inferior, y en la conciencia cerebral, de la capacidad de la mente para mantenerse firme en la luz. 
El éxito de todo trabajo telepático, efectuado individualmente o como grupo, dependerá de la capacidad de "mantenerse mentalmente firme en la luz". 
La diferencia reside en que ahora se hace esto con el propósito de realizar el trabajo planeado y mantener la mente firme en la luz del grupo o en la luz de cada uno, y no específicamente en la luz de su propia alma.
3. Empleando, organizada y conscientemente, la energía del centro etérico ajna, y a veces del coronario cuando se recibe y del laríngeo cuando se trasmite. Esto pone en actividad la fuerza etérica cuando se trabaja telepáticamente, pero encierra una subordinación consciente al poder de las otras dos energías. 
Observarán que en la práctica involucra, por parte del discípulo, el poder de hacer tres cosas simultáneamente. 
Debe reflexionarse muy profundamente sobre la realidad y necesidad de proyectar energía activa cuando se trata de trasmitir y mantener una receptividad activa al actuar como receptor. 
El éxito del trabajo telepático depende de los siguientes factores: 
Primero, no deben existir barreras entre el receptor y el transmisor, las cuales se producirían por la falta de amor o simpatía, o por crítica o sospecha. 
Segundo, el transmisor debe preocuparse principalmente de que el símbolo, la palabra o el pensamiento sean nítidos, y no del receptor. 
Una rápida mirada al receptor, una instantánea emisión de amor y comprensión son suficientes para establecer el contacto, entonces debe prestarse atención a la nitidez del símbolo. Tercero, los receptores deben pensar en el transmisor con amor y afecto durante un minuto o dos, luego olvidar la personalidad. 
El hilo de energía que vincula al receptor con el transmisor ha sido establecido y por lo tanto existe. 
Entonces deben olvidarlo. 
Cuarto, los receptores deben trabajar con desapego. 
La mayoría de ellos ansían recibir con exactitud, y debido a esa ansia intensa contrarrestan sus propios esfuerzos. 
Una actitud despreocupada de "no me importa" y una atención concentrada en la "facultad de visualización interna", producirán mejores resultados que un deseo o esfuerzo intenso por ver el símbolo y conectarse con la mente del remitente. 
El cerebro debe registrar un reflejo del contenido de la mente. Si un rayo de luz, enviado por el transmisor, choca con una fuerza surgida de la mente del receptor, o una forma mental emitida poderosamente, puede impedir que aquél llegue a la mente del mismo. 
Sin embargo, un transmisor con entrenamiento más técnico puede salvar esta barrera. Gran parte de la dificultad reside en las formas mentales emitidas o en la precipitada afluencia de energía mental o irradiación cerebral, mal regulada, la cual anula los esfuerzos. 
Serán de gran ayuda los pensamientos ordenados, el desapasionamiento, la tranquilidad de espíritu y el no desear nada para el yo inferior. La necesidad de receptores sensibles es grande. Entrénense. 
Olvídense de sí mismos y de sus propios e intrascendentes asuntos tan insignificantes y de tan poca importancia comparados con los problemas trascendentales de la época actual. Mantengan el oído atento a las voces que proceden del mundo del Ser espiritual, y "amaos los unos a los otros" con lealtad y firmeza. * Tratado sobre los Siete Rayos, T. II, pág. 87, 1ª Ed. y 2ª.
Continuara....
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