miércoles, 17 de agosto de 2016

Telepatía y el Vehículo Etérico (Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul (Alice A. Bailey) CAPITULO 3 (LOS CENTROS PLANETARIOS Y HUMANOS)


CAPITULO III 
LOS CENTROS PLANETARIOS Y HUMANOS
Existe un factor relacionado con el cuerpo etérico, que se menciona muy pocas veces, debido a que toda información sobre el mismo sería inútil. 
Lo expondré en forma ordenada, comenzando por los puntos ya mencionados pero que repetiré aquí para mayor claridad y los clasificaré en su debida correlación: 
1. El Logos planetario actúa mediante tres centros mayores: 
a. El Centro donde la voluntad de Dios es conocida: Shamballa. b. El Centro donde el amor de Dios es manifestado: 
la Jerarquía. 
c. El Centro donde la inteligencia de Dios origina el proceso evolutivo: la Humanidad 
2. Los tres centros mayores humanos y planetarios existen en sustancia etérica y pueden producir o no, analogías físicas. 
Los Maestros, por ejemplo, no trabajan por medio de un vehículo físico, no obstante, poseen vehículo etérico, compuesto de sustancia de los niveles etérico cósmicos –búdico, átmico, monádico y logoico– constituyendo estos niveles los cuatro éteres cósmicos, analogía superior de nuestros planos etéricos; estos planos superiores constituyen los cuatro niveles del plano físico cósmico. 
Hasta que los Maestros no eligen uno de los Siete Senderos del Destino Final en la Sexta Iniciación, la de la Decisión, actúan en Sus cuerpos etéricos cósmicos. 
Estos tres centros mayores de energía están íntimamente relacionados entre sí, y el discípulo, mediante sus centros mayores individuales (coronario, cardíaco y laríngeo) 
están en relación con los tres centros planetarios. 
Quisiera que reflexionen sobre esto, pues tiene valor práctico. 
3. La Mónada, como ya se sabe, se encuentra en el segundo nivel etérico cósmico, llamado plano monádico. 
Cuando se ha construido el antakarana, entonces la sustancia etérica cósmica puede ser gradualmente sustituida por la sustancia etérica común y familiar que "sustenta" el cuerpo físico del hombre. 
4. El Rayo en que se encuentra la Mónada –uno de los tres mayores y por lo tanto conectado con uno de los tres centros mayores– condiciona: 
a. La absorción del discípulo en uno de los tres sectores del trabajo jerárquico; por ejemplo, un alma de primer rayo entrará normalmente en un Ashrama como el del Maestro M., en el departamento del Manu; un discípulo de segundo rayo pasará a un Ashrama de segundo rayo, por ejemplo, el mío (D.K.) o el del Maestro K.H. que pertenece al sector del Cristo; un alma de tercer rayo será absorbida en uno de los Ashramas (existen muchos) dirigido por el Señor de la Civilización, el Maestro R.b. 
Todos aquellos que encarnan en uno de los Rayos de Atributo cuarto, quinto, sexto y séptimo llegan finalmente a pertenecer a uno de los tres Rayos de Aspecto mayores. 
El cambio de enfoque se produce cuando el cuerpo etérico contiene suficiente sustancia adecuada de éteres cósmicos superiores, sustancia búdica; esto es fundamental para todos y en todos los Rayos, porque al final de la era, cuando los vehículos etéricos del iniciado se compongan de sustancia etérica cósmica, estos tres rayos se trasformarán en dos, y más tarde se producirá otra absorción en el segundo Rayo de Amor Sabiduría, el de nuestro actual sistema solar. 
Por lo tanto se observará que cuando las distintas energías llegan a apropiarse y utilizarse, se convierten en factores condicionadores y su sustancia, o mejor dicho la presencia de ciertas energías en el cuerpo etérico de la personalidad, son esenciales antes de poder recibir ciertas iniciaciones. 
El tema es demasiado complejo para desarrollarlo aquí, pero quisiera que consideren con cuidado las diferentes afirmaciones que he hecho, y busquen luego la luz dentro de ustedes. 
Los rayos son las siete emanaciones de los "siete Espíritus ante el trono de Dios"; Sus emanaciones proceden del nivel monádico de percepción o del segundo plano etérico cósmico. En cierto sentido se podría afirmar que estas siete grandes y vivientes Energías constituyen en su totalidad el vehículo etérico del Logos planetario. 
Podría decirse también que los procesos evolutivos constituyen procesos de eliminación de la sustancia física que se encuentra entre el cuerpo físico denso y el cuerpo astral sensorio, sustituyéndola con sustancia de los cuatro planos superiores, los cuatro éteres cósmicos. 
Hablando en sentido físico, esta sustitución etérica permite al hombre pasar sucesivamente las cinco iniciaciones, que lo trasforman en un Maestro de Sabiduría. 
La primera iniciación concierne exclusivamente al alma del hombre; una vez lograda, penetra una cantidad de energía búdica, llevándose a cabo la transferencia de los éteres superiores, que son sustituidos por los inferiores. 
Como es de imaginar, esto produce conflicto; el cuerpo etérico de la persona rechaza el éter superior, produciéndose así las crisis en la vida del iniciado.
El progreso y la iniciación nos han sido presentados como elementos para formar el carácter y servir a la humanidad. Este acercamiento produce también conflicto, entonces la personalidad lucha contra el alma. 
Pero paralelamente a este bien conocido conflicto se libra otra batalla entre los éteres que componen el cuerpo etérico del discípulo y los éteres superiores descendentes. 
El hombre no es muy consciente de esto, pero la lucha es muy real, afecta principalmente la salud del cuerpo físico, y tiene lugar en cinco etapas naturales denominadas iniciaciones. 
El simbolismo del Cetro de Iniciación enseña (durante el proceso iniciático) que dicho Cetro, dirigido por el Cristo o el Señor del Mundo, según el caso, es utilizado para estabilizar los éteres superiores dentro de la personalidad mediante un acceso de energía aplicada, que permite al iniciado retener aquello que desciende, pues "así como es arriba es abajo". Se ha de considerar al cuerpo etérico desde tres ángulos:
1. Como el mecanismo que se exterioriza por medio de los nadis, o ese sutil sistema de líneas de fuerza relacionadas, que a su vez se exteriorizan a través del sistema nervioso físico. 
2. Como trasmisor de los distintos tipos de energía, procedentes de muy diversas fuentes; dichas energías afluyen a través (ambos términos son inadecuados) de las líneas de fuerza que subyacen en los nadis o a lo largo de ellos. 
Anteriormente empleé la palabra "tubos", dando así la idea de una red de tubos a través de los cuales pueden pasar las energías trasmitidas; éste es un ejemplo en que la palabra es completamente inapropiada y desorientadora. 
3. Estas energías –de acuerdo a su fuente de origen, cualidad, y propósito– crean siete centros mayores que condicionan los múltiples centros subsidiarios menores, exteriorizándose finalmente por medio de las siete glándulas mayores del sistema endocrino. 
He dicho anteriormente que las energías que se cruzan en el cuerpo etérico del planeta forman en la actualidad una red de cuadrados. Cuando el proceso creador se complete y la evolución haya terminado su trabajo, estos cuadrados se convertirán en una red de triángulos. 
Lógicamente hablo en forma simbólica. 
En el Libro de las Revelaciones, dictado hace 1900 años por el discípulo conocido hoy como el Maestro Hilarión, se hace referencia a la "ciudad cuadrada". 
El vehículo etérico del planeta fue heredado de un sistema solar anterior, con el propósito e intención de trasformarlo en una red de triángulos en el actual sistema solar. 
En la próxima triplicidad de sistemas solares (el tercero y último), donde la voluntad de Dios se lleva a cabo, el cuerpo etérico comenzará siendo una red de triángulos que se trasformará en una red de círculos entrelazados, indicando que ha culminado el entrelazamiento de las relaciones. 
En el sistema actual, en lo que se refiere al cuerpo etérico, el resultado de la evolución será el contacto establecido entre los tres puntos de cada triángulo, formando así un nónuple contacto y una nónuple afluencia de energía. 
Esto concuerda con el hecho de que el nueve es el número de la Iniciación, y cuando el número indicado de discípulos haya pasado las nueve iniciaciones posibles, se completará la formación triangular del cuerpo etérico planetario. 
La idea puede ser representada simbólicamente por el diagrama incluido, que ilustra la formación triangular y el sistema de acrecentamiento o progresión y expansión duales de la red, porque comenzado desde el triángulo inicial quedan sólo dos puntos para los procesos de extensión.
El triángulo inicial fue formado por Sanat Kumara, y a las tres energías que circulan por el mismo las denominamos los tres Rayos de Aspecto mayores. 
Los cuatro Rayos de Atributo forman sus propios triángulos y, en forma paradójica, son responsables de los "cuadrados", a través de los cuales pasan todas sus energías en esta época. 
Así se inició el trabajo de transformación del cuerpo etérico heredado, y esto ha continuado desde entonces. En el cuerpo etérico del ser humano se repite el mismo proceso en el triángulo de energías creado por la relación que existe entre la mónada, el alma y la personalidad. 
Al hombre le resulta casi imposible dibujar o representar gráficamente la red de triángulos y ver simultáneamente cómo se convierten en círculos, en el cuerpo etérico de la esfera planetaria, debido a que el cuerpo etérico está en constante movimiento ] y en incesante trasformación y las energías que lo componen circulan y cambian constantemente. 
Sería conveniente recordar que el cambio se produce en el mecanismo, y la trasformación del cuadrado en triángulo no se refiere a las energías trasmitidas o a los diferentes centros, sino que para las energías es mucho más fácil fluir por la formación triangular del cuerpo etérico, que –como sucede ahora– a través de un cuadrado o una red de ellos. 
Comprendo que lo que estoy comunicándoles, puede parecerles muy inverosímil y sin sentido, y lógicamente no hay forma viable de probarles la naturaleza real de este sistema de intercomunicación, donde puedan verificar lo que digo; pero tampoco existe un modo de comprobar la existencia real de Sanat Kumara y, sin embargo, desde la noche misma de los tiempos, ha sido proclamada su existencia por la Jerarquía y aceptada por millones de seres. 
Todo ser humano cree mucho más de lo que puede comprobar o demostrar. Los centros son, en realidad, "puntos de intersección" de energías, donde el cuerpo etérico posee siete triángulos y puntos que han sido trasformados. Desde el punto de vista de Shamballa los centros del hombre se asemejan a un triángulo con un punto en el centro. 
Desde el ángulo de la Jerarquía, las condiciones son algo diferentes: los siete centros se representan como lotos, con un número variado de pétalos; sin embargo, siempre contiene, está presente y se entrevé un triángulo, en el corazón del loto; siempre hay un triángulo con un punto de comunicación, y a éste se lo denomina la "joya en el loto". 
El grabado es una representación simbólica del loto, y debería estudiarse cuidadosamente. 
El círculo condiciona la personalidad del hombre; esta influencia emana del loto y establece una interacción. 
El alma condiciona el loto que, a su vez, condiciona la "esfera de influencia en el aura del loto", llegando así hasta la vida de la personalidad y condicionándola. 
El triángulo se halla condicionado por la Tríada espiritual, siempre que el antakarana esté construido o en proceso de construcción, que a su vez, primeramente inspira o enciende al alma y finalmente la destruye. El punto del centro indica la vida monádica, en primer lugar como expresión inferior de vida y vitalidad física y por último, como "punto de sensibilidad". Por lo tanto tenemos: 
1. El Punto en el centro, índice de la vida monádica. 
2. Las energías que se relacionan con el loto egoico, condicionadas por el alma. 
3. La esfera de radiación, la influencia emanante del loto, condicionando a la personalidad. 
4. El triángulo de energía, condicionado por la Tríada espiritual. La antedicha enseñanza sobre el cuerpo etérico no es extensa, pero contiene muchas cosas que son relativamente nuevas y proporcionan un gran material de estudio.
http://compartiendoluz2.blogspot.com.es/

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