lunes, 3 de abril de 2017

MISIÓN DE JESÚS EN LA TIERRA.- CAP. 1


El contenido de este libro es un mensaje de amor para toda la humanidad.
No importa cómo ha sido recibido ni de quién viene. Lo que importa es el contenido del mensaje. Eres libre de hacer lo que quieras con él, desde ignorarlo, criticarlo, censurarlo, hasta aplicártelo a tu propia vida. Esto último es lo que yo he hecho, aunque antes de ello haya podido pasar por alguna de las etapas anteriores.
Por tanto, dejo a tu criterio el decidir si el personaje de Isaías, mi interlocutor y protagonista de este libro, es un recurso literario o existe de verdad, si el diálogo entre él y yo que encontrarás expuesto en las siguientes páginas ha existido o no en realidad y en qué condiciones se ha producido. En cualquier caso, lo que sí es cierto es que es un mensaje escrito con el corazón para el corazón, tu corazón.


Mi esperanza es que te sirva a ti tanto como a mí me ha servido. Te sirva para conocerte a ti mismo, para despertar tus sentimientos, para liberarte de tu parte egoísta, para comprender el motivo de tu vida, de las cosas que te han ocurrido y te ocurren. Para que tengas esperanza, para que comprendas mejor a los demás y llegues algún día a quererlos, para que entiendas el mundo en el que vives, para que puedas sacar hasta de la mayor desgracia el mayor provecho para tu evolución en el amor. En definitiva, para que seas tú mismo, libre, consciente para experimentar el amor auténtico, el amor incondicional y que seas, por tanto, más feliz.
Con todo mi amor, para ti.

VICENT GUILLEM
Todas las noches, antes de irme a dormir, practicaba el ejercicio de relajación. Así lo hice durante un mes sin que ocurriera nada, quiero decir sin que consiguiera separarme del cuerpo. Pero no es que no sintiera nada con la relajación. Me gustaba. Lo que habitualmente sentía era una vibración en la planta de los pies y luego esta vibración subía hasta las piernas hasta el punto de que dejaba de notarlas.
Un día esa vibración fue subiendo hacia arriba, más allá de las piernas, al tronco, el cuello, la cabeza. Llegó un momento en que ya no sentía mi cuerpo. Solo una vibración muy intensa y agradable. Y entonces ocurrió. ¡Plof! De repente sentí como si me proyectara rápidamente por un túnel a gran velocidad. Era una sensación increíble. No tengo palabras para describirla. En cuestión de segundos sentí como si hubiera viajado miles de millones de kilómetros a una velocidad vertiginosa, pero sin experimentar ningún tipo de mareo ni malestar. Poco a poco mi velocidad fue disminuyendo y pude ver dónde me encontraba. Era un lugar increíble, parecía como sacado de un cuento de hadas. Había un lago rodeado de una naturaleza bellísima, la cual no tengo palabras para describir. Todo, la luz, los colores, los aromas, los sonidos, todo, absolutamente todo, era embriagador. Y yo lo sentía tan intensamente como si formara parte de ello. Se respiraba una paz indescriptible. Yo estaba tan alucinado de todo lo que estaba viviendo y sintiendo que no podía pararme a pensar. Entonces es cuando noté que no estaba solo. Había alguien sentado en una piedra, cerca del agua.

Me quise acercar a él y, no sé cómo, llegué enseguida a donde él se encontraba. Parecía que, en aquel estado, con solo querer y pensar las cosas, ocurrían. Sentí que él me estaba esperando y no se sorprendió en absoluto al verme. Era un señor mayor, con el pelo y la barba largos y totalmente blancos, pero no parecía tener ninguno de los achaques de la edad que estamos acostumbrados a ver en los ancianos. Llevaba una especie de túnica blanca acordada en la cintura. Pero eso no era lo que más llamaba la atención de él. Lo que llamaba la atención era su mirada, una mirada tan maravillosa que creo jamás veré en este mundo. Tan dulce, tan penetrante, tan limpia, que me transmitía una sensación de tranquilidad y paz indescriptibles. Os puede parecer raro pero me sentía como si aquel anciano desconocido me traspasara de amor con su mirada hasta el punto de que ya ni se me ocurría pensar en lo extraño de aquella situación de tan a gusto que me encontraba.
A partir de ahora intentaré reproducir el diálogo que tuvimos, tanto el de aquella primera vez, como el de los sucesivos encuentros que tuve con aquel anciano maravilloso, que respondía al nombre de Isaías. Aquellos diálogos que tanto me han aportado, que me han cambiado tanto la vida, tan profundamente y para mejor, mucho mejor, y que quiero compartir con vosotros con el mínimo de interrupciones posibles, porque prefiero que sea de sus propias palabras, no de mis interpretaciones ni impresiones, que vosotros saquéis vuestras propias conclusiones.
Acomodaos tranquilamente, comienza la función.

(EXTRACTO DEL LIBRO: LAS LEYES ESPIRITUALES)
MISIÓN DE JESÚS EN LA TIERRA
He observado que, de vez en cuando, cuando expones un tema, acabas por enlazarlo con lo que supuestamente dijo Jesús sobre él. ¿Por qué lo haces?
Aprovecho las circunstancias para resolver otro de tus interrogantes. ¿Acaso no eras tú el que quería saber la verdad sobre Jesús de Nazaret?
¿También sabes eso de mí?
Pues sí.
Pues ya que ha salido el tema, sacaré las preguntas que tengo sobre Jesús de Nazaret. Me interesa mucho saber quién fue realmente y cuál fue su misión en la Tierra, si es que tenía alguna.
Adelante, porque dos mil años después de su encarnación todavía no se ha entendido bien su mensaje.
¿Qué quieres decir con esto?
Pues que después de él se han ido incorporando, como si hubieran sido de su autoría, multitud de añadidos que han ido progresivamente tergiversando el significado del mensaje original que vino a enseñar. Como él hubiera dicho, hay que separar la paja del grano, lo verdadero de lo falso, para poder entender su misión.
¿Y cuál fue su misión, qué vino a hacer?
Vino a enseñar cuál es el camino de la evolución espiritual. A enseñar las leyes espirituales, poniendo especial énfasis en enseñar la ley del amor, con su “ama al prójimo como a ti mismo, ama a tu enemigo”, es decir, con un mensaje de amor incondicional.
¿Fue Jesús de Nazaret el mismo Dios encarnado o el hijo de Dios?
Jesús de Nazaret fue la encarnación de un espíritu altamente evolucionado.
¿Entonces no fue Dios encarnado?
No, no fue Dios encarnado. Pero tampoco dijo nunca él que fuera Dios. Fueron otros que vinieron después los que hicieron esa afirmación.
¿Al menos, fue el hijo de Dios?
Sí, tan hijo de Dios como lo sois vosotros. La diferencia es que él era consciente y el resto de la gente no.
¿Quieres decir entonces que Jesús no fue un ser sobrenatural o divino, sino que fue tan humano como nosotros?
Tan humano como vosotros, pero de mayor evolución. Si entendemos que el ir evolucionando nos acerca progresivamente a Dios, podemos decir que Jesús estaba más cerca de Dios que vosotros.
¿Quiere decir esto que si nosotros evolucionamos podemos alcanzar el nivel evolutivo que tuvo Jesús al encarnar?
Sí. No solo el mismo nivel, sino niveles mucho mayores, ya que el proceso de evolución espiritual no termina nunca. Aunque está claro que en una sola vida física es imposible. Al igual que Jesús, os harán falta numerosas encarnaciones y vivir multitud de experiencias para llegar a ese punto. Y tened en cuenta que para cuando vosotros lleguéis ahí, él ya estará en un nivel mayor, ya que continúa evolucionando, como todos los espíritus.
¿Insinúas que Jesús también tuvo que pasar por el ciclo de encarnaciones para poder evolucionar? ¿Eso quiere decir que alguna vez fue tan imperfecto como nosotros?
No lo insinúo, lo afirmo. Jesús, al igual que vosotros, también tuvo que mejorar a través de sus experiencias en el mundo físico. Y, gracias a su voluntad y esfuerzo personal, adquirió el nivel evolutivo necesario para realizar la misión que cumplió en la Tierra y que tanto os ha impactado, pero que tan poco habéis entendido.
¿Entonces tuvo Jesús la necesidad de encarnar y morir en la cruz para seguir evolucionando?
No, no tenía necesidad, ya que no tenía ningún karma o deuda pendiente. Podría haber seguido su evolución sin pasar por ese trance tan amargo. Lo eligió porque quiso, sabiendo cuáles serían las consecuencias. La grandeza de Jesús no estuvo en morir en la cruz, como tanto énfasis ha puesto la Iglesia católica. Si ese fuera el mérito de Jesús, también habría que dárselo a los cientos de miles de personas que murieron de la misma forma, ya que así se ajusticiaba en esa época a los condenados a muerte. El gran mérito de Jesús está en el atrevimiento y la valentía de difundir el mensaje de amor que vino a dar, sin permitir que nadie le amedrentara o le hiciera cambiar de opinión, a pesar de que sabía que todo eso le acarrearía un montón de sufrimientos, incluida la muerte.
¿Entonces por qué lo hizo?
Por amor a sus hermanos de menor evolución. Los espíritus conocedores del amor incondicional como él no actúan porque tengan nada que expiar, sino porque tienen una misión que realizar, que generalmente tiene que ver con dar ejemplo de cómo se vive con amor. Ten en cuenta que a partir de cierto nivel, el espíritu ya actúa enteramente movido por amor. Muchos espíritus eligen encarnar en mundos poco avanzados para ayudar a sus hermanos de menor evolución a alcanzar más rápidamente la felicidad que ellos mismos experimentan al vivir en el amor. En estos casos, las circunstancias negativas que tienen que atravesar no son ningún tipo de expiación, sino que son inherentes a la inferioridad espiritual del mundo al que vienen. Pero no les importan esos sufrimientos, ni morir asesinados, porque ellos no temen ni al sufrimiento ni a la muerte. Por su gran nivel evolutivo, saben que la muerte no existe y que la vida física no es más que un instante en la vida del espíritu.
Entonces, si un espíritu elevado que encarna en un mundo poco avanzado solo ha venido para enseñar y no para aprender, no evolucionará mucho en una vida en un mundo inferior.
Al contrario, ya que vienen para enseñar y para aprender, porque de todas las pruebas de la vida se aprende. Esta les sirve para evolucionar muy rápidamente, más que en un mundo de su mismo nivel, porque se pone a prueba su capacidad de amor y comprensión en cada momento. Además permite que afloren defectos muy escondidos que no se pondrían de manifiesto sino en circunstancias muy extremas, que nunca se darían en un ambiente más amoroso. De esta forma tienen la oportunidad de intentar mejorarlos y de avanzar así en el proceso de eliminación del egoísmo.
Volvamos a Jesús. ¿El trabajo lo hizo solo, no tuvo ninguna ayuda?
Cuando alguien trabaja movido por el amor se hace digno de recibir la influencia de entidades espirituales todavía más evolucionadas. En el caso de Jesús, la del Logos o Cristo Planetario, entre otras.
¿Y quién es el tal Cristo Planetario?
La entidad espiritual máxima responsable de la evolución de vuestro planeta.
¿Entonces las tres personas de la Santísima Trinidad son Dios, Cristo y Jesús?
Pues no lo sé, porque no creo que ni los mismos que lo inventaron sepan qué significa ese galimatías. Pero sí os diré que Dios es único y que Cristo y Jesús son entidades diferentes y separadas de Dios. Por lo tanto, ni son Dios, ni manifestaciones de Dios, aunque los podéis considerar representantes de Dios o enviados de Dios, ya que se armonizan con la voluntad de Dios. Es decir, son seguidores de la ley del amor y están voluntariamente integrados en su plan de evolución.
¿Y cómo actuó Cristo a través de Jesús?
A partir de cierto momento, en los últimos años de su vida, Jesús actuó inspirado y fortalecido por el Cristo Planetario. Y realmente lo necesitaba para llevar a cabo la misión que desempeñó.
¿Entonces quién era el que hablaba, Jesús o Cristo?
Digamos que actuaban en simbiosis. Hablaba Jesús con la inspiración del Cristo. Jesús jamás perdió su conciencia e individualidad, ni su libre albedrío.
¿Volverá Jesús a encarnar en la Tierra?
El Cristo se manifestará siempre que sea necesario, y lo hará a través de la encarnación de un espíritu en fase humana de evolución. Ya lo hizo antes de Jesús y lo volverá a hacer después, si la evolución espiritual del planeta así lo requiere. No es más importante que sea Jesús u otro ser de evolución semejante. Lo que ya os adelanto es que cuando encarne un nuevo mesías, profeta, avatar, o como le queráis llamar, no lo hará vestido de nazareno, con una corona de espinas, la cruz a rastras y las manos ensangrentadas con las heridas de los clavos, como los cristianos esperan. Será una persona aparentemente normal, pero con una capacidad de amar y una sabiduría espiritual fuera de lo común, pero solo perceptible para aquellos que sintonicen con el mensaje de amor al prójimo y evolución espiritual que traerá. Y en caso de que encarnara en la actualidad, los primeros que se opondrían a él y harían lo imposible para que su mensaje no tuviera calado serían los grandes jerarcas de las Iglesias que supuestamente le han erigido en su estandarte, porque si su mensaje llega a penetrar en los corazones de los humanos de este planeta, tienen los días contados como aristócratas religiosos, y pasarán a ser personas normales y corrientes.

Continuará...

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